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1845.- Arroz y gallo muerto

08/03/2016

Si Euskal Herria es un país imaginado hace poco más de cien años por una mente calenturienta, Cataluña ni te digo. Tan imaginados e imaginarios ambos Estados Pontificales como “El país de la Llanura resplandeciente” o el de “La Llanura Grombuliana”, unas tierras de altas montañas y onduladas praderas a las que se llegaba a través de un estrecho sendero custodiado por un guardián vestido de escarlata cuya obligación era contribuir a que el viajero entrara y no pudiera salir.

Cuando Isabel y Fernando quisieron recrear la antigua Hispania, por circunstancias de la intrahistoria Castilla no pudo ingresar oficialmente en España porque se nos murió la reina Isabel y en Aragón no pueden legalmente gobernar las mujeres. A Juana, nuestra reina, hubo que “hacerla desaparecer oficialmente”. Maquiavelo se las arregló para enajenar a la reina Juana, liquidar al rey Felipe, el marido que quería hacerse con todo, y cuando en el mes de abril del año 1555 falleció la reina de Castilla, su nieto, el emperador Carlos de Gante, se convirtió en rey de Castilla durante ocho meses, el tiempo que tardó en abdicar en su hijo el rey Felipe II, aquel rey de medio mundo porque en su imperio nunca se ponía el sol.
La Euskal Herría y la Cataluña que ahora nos quieren estofar no es como el marmitako o el arroz a banda con alioli sino como el arroz y gallo muerto, una comida imaginaria con que designamos lo cocinado cuando no queremos decir los ingredientes.

Sin decir oxte ni moxte, los unos y los otros han puesto un cirio pascual en la mamola del dueto Sánchez/Rivera y éstos ponen cara de primera comunión. Intentan hacer realidad el sueño tarado de los países imaginarios donde la Mosca y Papaíto Piernas Largas juegan a la gallina ciega.

Mientras Sánchez intenta enterrar el pasado, Rivera, su ayudante, mira de soslayo y los paranoicos podemitas sonríen, ríen y hasta se carcajean. Luego, sin dejar de sonreír, reír y carcajearse, afinan la puntería para los próximos combates. Para entonces, el número tres del Estado tal vez consiga aprender a dirigir sin cachondeo el Congreso de los Diputados.

Para que no haya duda e impedir que las palabras se las lleve el viento, tanto Sánchez como su escudero leyeron y firmaron solemnemente unos documentos bendecidos en el persaecula por Rubalcaba que en su Solares o donde disponga en paz descanse Cualquier día nos aborda en el lago de la Casa de Campo madrileña o en las Hoces segovianas del río Duratón donde San Frutos guiña un ojo y en Caballar caracolean los huesos húmedos de sus hermanos Valentín y Engracia.

Para que los sueños de independencia de los calenturientos puedan llegar legalmente a efecto se necesitaría una reforma constitucional, o sea, que o elecciones o a joderse pues mientras en el Senado el PP tenga mayoría absoluta, nana de nada en esa dirección.

Respecto a la desaparición de las diputaciones provinciales no debiera consultarse al mostrenco “RevillaEseSoyYo”. Como a él no le afecta, sus estrambotes tienen excelente meollo. Como si al párroco de Turégano le preguntaran por la apertura o el cierre de la diócesis de Calahorra.
De seguir siendo Santander una más de las provincias de la Vieja Castilla, con anchoas o sin sobaos RevillaEseSoyYo intentaría embaucarnos con el arroz y gallo muerto de las diputaciones provinciales.

Atando cabos, a los unos y a los otros se lo digo en latinajos: “Parum eloquentiae, sapientiae nihil” (poco de elocuencia nada de sabiduría).

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