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1755.- Y entonces llegó Fabián

15/07/2014

De nuevo mi Florencio Cuadrado, esta vez, sobre don Fabián Picardo. Le encanta ese inglés que habla español andaluzado y domina los almanaques pero ignora los calendarios.



Resulta que Fabián, el primer ministro de Gibraltar, una colonia británica en territorio español, coincidiendo con la luna llena de junio ha venido a Madrid y se ha colado en el Congreso de los Diputados, la cámara de los representantes de España. Exigía ser recibido con honores militares y todos al suelo. 


Le digo a mi Florencio que no es para tanto, que lo del palio ya no se lleva, y él, a lo suyo: “Pocos pueden comprender que el ministro del Interior no haya ordenado a la guardia civil que detengan a Fabián y le remitan a Londres que es la ciudad de la que depende”.



Si por Cayo Lara fuera, a don Fabián se le nombraría diputado honorífico del Congreso de los Diputados. Igual que el hijo de Santiago Carrillo quiere nombrar a Pablo Iglesias, un ex profesor interino, “honorario profesor de la universidad Complutense de Madrid”.



-Nada que ver –le digo a mi Florencio-. Si los diputados socialistas Manuel Chaves y Juan Moscoso cenaron esa noche con Fabián fue por desagraviarle.
Al pobre, solo le recibieron en el Congreso los portavoces parlamentarios de la Izquierda Plural, el PNV y la ERC. 
Don Jesús María, el presidente de las Cortes, debiera haberle invitado a saludar desde la tribuna de oradores ilustres, quieto todo el mundo y todos al suelo.



El almanaque es el anuario diplomático y estadístico. El calendario es como mi Florencio Cuadrado, un mete en todo. “Las uvas maduran porque llegan los vendimiadores, no al revés”, suele decir.



La Biblia cuenta que los judíos salieron de Egipto a media noche a la luz de la luna llena. Casi como don Fabián Picardo.


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