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1680.- El día que murió Teresa

21/12/2012

El día que murió Teresa

Nuestra Teresa, la gran Teresa, nació un 28 de marzo del año 1515 y se nos murió un 4 de octubre del año 1582.
Si su fiesta se celebra el 15 de octubre no es por casualidad. Aquel año, al 4 de octubre que era jueves le siguió el viernes 15 de octubre. El calendario nos robó diez días (a Teresa, ya no), igual que, ahora, al llegar la primavera nos roban una hora y hay que adelantar las agujas del reloj.

Pasar del calendario Juliano, el de Julio César, al Gregoriano, el del papa Gregorio XIII, fue uno más de los cambios que sufrió nuestro calendario, incluyendo la profecía maya del fin del mundo el 21 de diciembre del año 2012. Si yo te lo estoy escribiendo y tú leyendo, ya sabes, la protesta al maestro armero como dicen cuando el cazador falla la puntería.
El calendario juliano, el de Julio César, fijó la duración del año en 365,25 días en lugar de 365,242189 que al parecer es la medida correcta. Y como resulta que en el año de 1582 el desfase era ya de 10 días, pues eso, que el papa Gregorio XIII dio dos años de margen al personal y algunos países, los más católicos, se pusieron de acuerdo para llevar la cosa a la práctica el día murió Teresa de Jesús, nada que ver, pura coincidencia, pero en otros sitios la fecha se cambió cuando a cada cual le vino en gana; en Grecia, por ejemplo, los días ausentes del calendario fueron los comprendidos entre el 15 de febrero y el 1 de marzo de 1923.

O sea, que, atando cabos que es el título de esta columna, en mi caso he decidido celebrar por anticipado el fin del mundo, escribirte estas cosas, lector amigo, y si hoy me estás leyendo es porque los mayas jugaban en otro torneo y hubiera sido una lástima arruinar a los de Jijona por su turrón no consumido y a los de Toledo por sus mazapanes echados a perder.

Si cada cien años hay que suprimir un bisiesto (por eso los años 1600, 1700, 1800 y 1900 no fueron bisiestos). Y si cada mil años no se suprime el bisiesto (por eso el año 2000 fue bisiesto)…
En esta mi última columna del 2012 les deseo toda la felicidad en el mundo este que sigue vivito y coleando.
Que todos podamos soñar un año más; que la vida es sueño, y morir es dormir sin posibilidad de soñar.

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