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1674.- VALERIA

31/10/2012

Un minuto, una hora, un día con su noche, dos, una semana…
Cuando llegue la Navidad, cumplirá su primer mes. Un mes es nada en el mundo de los dioses y la vida entera en la existencia sin amarres de una niña recién nacida.
Por primavera, Valeria conocerá sus primeras violetas.

Antes de llegar al mundo, sus ojos iluminaban la cara oculta de la luna. Curioseaba el guiño de las estrellas y, ahora, oprime el dedo pulgar de mi mano y cree retener la mano de un dios que nunca muere porque no tiene el asombroso riesgo de nacer.

Arpegio de huesos frágiles. Montoncito de agraciada piel. Así Valeria, con el corazón entrenado durante nueve meses en el vaivén automático de conquistar su destino.
El otro corazón, el de sus amores y desamores, se ejercita ahora con las personas que la cuidan día y noche, que se desviven por ella y para ella, que velan su sueño, que sufren cuando llora, que sonríen cuando ella sonríe…

¿En qué guerras se encontrará Valeria cuando lleguen sus batallas por la supervivencia?
Mientras sus sueños y pesadillas se entrenan en el amar y ser amada, pienso en los marineros olvidados en una isla, en ellos pienso, en el año del milagro, en este año pienso. Es la hora de los silencios que no admiten palabras.

Aprendes ya la ruta de ti misma y, mientras comienzas a ser lo que serás, ésta es mi nana de lunas dolientes para ti. Mi homenaje para cuando no puedas estar en mis brazos y, aunque nunca lo sepas, ande yo velando tus sueños desde la cara oculta de la luna. Has nacido ya, y “con asombro de mirarte, con admiración de oírte, 
ni sé qué pueda decirte, ni qué pueda preguntarte”; algún día sabrá quién fue Calderón de la Barca.
Aquí te dejo "lo que tuve y lo que no tuve, lo que soy y lo que no soy. No rechaces los sueños por ser sueños. Si sueñas que la vida es la vida, eso es la vida”.
Abierta ya a la marea de los llantos, quiero que sepas una cosa. Cuando te enamores, dirás te amo y todos sabremos que el amor no es espejismo. Tus padres también.

Si pudiera elegir un cielo, elegiría el de Valeria recién nacida.

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