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1672.- Galicia sigue, ¿Euskadi no se va?

22/10/2012

Cada cierto tiempo, los antiguos griegos hacían una votación en la cual escribían en un pedazo de cerámica el nombre del ciudadano que peor les caía y lo ponían en una gran jarra. Luego, contaban los nombres escritos en los tejuelos y la persona cuyo nombre recibía más votos era desterrada por veinte años. A ese sistema de destierro se le llamaba "ostracismo".

El pasado domingo, los gallegos y los vascos han puesto en la jarra de la democracia el nombre de las personas condenadas al ostracismo, parecía una cruzada. Poner una interrogación a la marcha de Euskadi es un brindis a la esperanza, ese espejo colgado en el futuro en el que el PNV sabrá bandearse -"El sol no se ha puesto aún por última vez", escribió Tito Livio, un historiador romano contemporáneo de Cristo-.

Al mes que viene, Arturo Mas, el iluminado, saldrá por peteneras, tan tarán, tarán; salir por peteneras es decir o hacer algo fuera de lugar, sin venir a cuento, con la intención de disimular la falta de razón en lo que se discute o despistar para que una torpeza o sandez pase inadvertida.

Al PSG y al PSE, los socialistas de Galicia y de Euskadi, les han roto la baraja que Rubalcaba les tenía marcada desde Madrid. Ahora, todos ellos se van directamente al ostracismo. El tsunami que ha arrasado al PSOE apenas deja hospitales para operar a los supervivientes. “Se aprende poco con la victoria, en cambio, mucho con la derrota”, dice un proverbio japonés.

Los que dicen que se van, hace tiempo que se fueron. Desde que la Constitución Española les permitió el privilegio de una independencia económica prácticamente total. La independencia política como señuelo, aunque no lo digan es lo que quieren los catalanes. Como en “Lo imposible” de Juan Antonio Bayona que ha entrado por la puerta grande en la historia del cine al convertirse en el mejor estreno de todos los tiempos en nuestro país.
Como si el tsunami de la vida les hubiera mandado al ostracismo del silencio, al salir de la sala de proyección he visto a muchas parejas besarse como si para siempre. Lo imposible deja de serlo cuando se pasa al celuloide.

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