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1656.- España de Caín

27/06/2012

Miguel, bilbaíno, 72 años al morir. Profesión: catedrático de griego, escritor, filósofo… Carácter: engreído, intolerante…; cascarrabias también. Motivación:¿venganza?, ¿rencor?, ¿resentimiento? ¿profetizar? Necesitaba amotinarse y ejercía de provocador:

“¡Ay, triste España de Caín, la roja
de sangre hermana y por la bilis gualda,
muerdes porque no comes, y en la espalda
llevas carga de siglos de congoja!”

Es el primer cuarteto de un soneto inspirado en dos tremebundos versos de Antonio Machado (“España es un trozo de planeta por el que cruza/ errante la sombra de Caín”).

Miguel era un vasco que vivió casi toda su vida en Salamanca. Un personaje inquieto y rebelde, paradójico y contradictorio, ferozmente individualista. Eternamente rindiendo culto a su propia personalidad. Continuamente en guerra consigo mismo. En lucha siempre contra todo, nunca encontró la paz.
De haber vivido aquí y ahora, se hubiera unido al movimiento “universal” de los indignado y, como si en ello le fuera en la vida, hubiera dinamitado el sarao dejando tras sí más enemigos que amigos.
Un militante del PSOE que manifestó ideas socialistas en su juventud pero que con el paso del tiempo abandonó su militancia y se hizo un dios menor que sustituía el anhelo de europeizar a España por la necesidad de españolizar a Europa.
De haber conocido a la Merkel, en su honor hubiera escrito un soneto con estrambote: en los cuartetos, la llegada a los toriles y el principio de la lidia; en los tercetos, banderillas de castigo y adornos con la muleta; en el estrambote, estocada y puntilla.
“A veces, el silencio es la peor mentira. Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee”. Cosas así decía.
¡Gran personaje don Miguel de Unamuno y Jugo! De los que por primavera se suicidan a la hora de la siesta para seguir arengando a las masas en el telediario de la noche.
Un Zaratustra de alma bohemia. No como aquel provocador del pensamiento que hace más de 3700 años se convirtió en heraldo de Dios y Provocador del Pensamiento.


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