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1626.- Año par y bisiesto...

01/01/2012

Año nuevo, cachivaches nuevos. Algo así en estas fechas del primer muletazo al morlaco que ha salido al ruedo para servirnos de referencia en fechas, cumples y aniversarios, ¡qué manera más tonta de rebullir!

Los años comienzan como dicen que nacen los reyes: ya con corona y mando en plaza. Luego se van apaciguando como un chaparrón que cesa y se convierten en cachivache, o sea, en una "vasija, utensilio y trasto"; la Real Academia aclara que "en plan despectivo y casi siempre usado en plural", o sea, en "cachivaches".

El año 2011 es un cadáver sin dueño. Eso es la vida vista en la perspectiva de las doce uvas y los demás cachivaches que inventamos los hombres para pensar que seguimos vivos. "Un cadáver sin dueño transita por los años hacia el país tranquilo de la tierra de nadie", escribió el poeta Jaime Gil de Biedma. "Que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde"; también lo escribió el tío de Esperanza Aguirre.

De creer en refranes, eso que llaman "sabiduría popular", el 2012 trae ciclones y desgracias ("En años nones no hay que temer ciclones; en años pares los habrá a millares"). Aunque otro refrán aclara sesudamente: "Juntando los bienes con los males, resultan todos los años iguales". También se dice "año bisiesto año siniestro" y éste lo es, ¡vaya perspectiva!

En mi caso, comienzo el año en invierno y lo prosigo en verano. He de viajar a una ciudad que se llama Florianópolis, la capital del Estado de Santa Catarina, en el noreste del Cono Sur de Brasil; una noche volando, dos días trabajando en pleno verano, otra noche volando y, zas, de nuevo "el invierno donde no hay carro malo ni burro bueno", por seguir refranado.
Que el año par y bisiesto reparta suerte a todos.




Año nuevo, cachivaches nuevos. Algo así en estas fechas del primer muletazo al morlaco que ha salido al ruedo para servirnos de referencia en fechas, cumples y aniversarios, ¡qué manera más tonta de rebullir!
Los años comienzan como dicen que nacen los reyes: ya con corona y mando en plaza. Luego se van apaciguando como un chaparrón que cesa y se convierten en cachivache, o sea, en una "vasija, utensilio y trasto"; la Real Academia aclara que "en plan despectivo y casi siempre usado en plural", o sea, en "cachivaches".
El año 2011 es un cadáver sin dueño. Eso es la vida vista en la perspectiva de las doce uvas y los demás cachivaches que inventamos los hombres para pensar que seguimos vivos. "Un cadáver sin dueño transita por los años hacia el país tranquilo de la tierra de nadie", escribió el poeta Jaime Gil de Biedma. "Que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde"; también lo escribió el tío de Esperanza Aguirre.
De creer en refranes, eso que llaman "sabiduría popular", el 2012 trae ciclones y desgracias ("En años nones no hay que temer ciclones; en años pares los habrá a millares"). Aunque otro refrán aclara sesudamente: "Juntando los bienes con los males, resultan todos los años iguales". También se dice "año bisiesto año siniestro" y éste lo es, ¡vaya perspectiva!
En mi caso, comienzo el año en invierno y lo prosigo en verano. He de viajar a una ciudad que se llama Florianópolis, la capital del Estado de Santa Catarina, en el noreste del Cono Sur de Brasil; una noche volando, dos días trabajando en pleno verano, otra noche volando y, zas, de nuevo "el invierno donde no hay carro malo ni burro bueno", por seguir refranado. Que el año par y bisiesto reparta suerte a todos.


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