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1620.- La hija de Luis Valenciano

05/11/2011




Ese libro donde se contienen y definen las palabras, dice que una “campaña” es un campo llano sin montes ni asperezas. Añade que también es el conjunto de actos o esfuerzos aplicados a un fin determinado.

¡Bendito diccionario! Si estar en campaña es disfrutar de un campo llano, también es sufrir el conjunto de actos aplicados al combate político. Como si un respirador en ERE, las siglas más famosas hoy en nuestro país: los Expedientes de Regulación de Empleo.

Dos mujeres al frente de la campaña. Con el vencedor, Ana Mato. Con el perdedor, Elena Valenciano, la hija de aquel amigo subsecretario de Sanidad de la UCD que cayó en declive cuando lo de la colza. Al pobre Luis, le tocó padecer por parte del PSOE la más infame acometida política, profesional y personal que haya soportado nunca un técnico. Si Jesús sancho, su ministro, tuvo la ocurrencia estúpida de lo del "bichito", a él lo llevaron los socialistas a los tribunales; ya brujuleaba por allí Alfredo Pérez.

Cuando con la derrota de la UCD algunos rompimos amarras políticas, al pobre Luis lo llevaron a ver al nuevo ministro, el catalán a quien asesinó ETA un 21 de noviembre en Barcelona (¡jo, un 21 de noviembre!), y ni siquiera le pusieron una silla y una mesa en el pasillo; a él que, días antes, había sido el jefe de toda aquella casa.

Me pregunto si aquel científico habrá explicado a su hija Elena la pesadilla que a veces cuenta en privado a sus amigos.

Ernest Lluch tenía 63 años cuando fue asesinado. Elena solo tiene 41 y es la hija del doctor Luis Valenciano Clavel y de Elena Martínez Orozco y Dupoy. Lleva en su mochila de sueños rotos la maldita losa de la gestión de sus esperanzas; formaba parte de la Comisión Gestora del PSOE que dirigió Manuel Chaves tras la estrepitosa derrota y dimisión de Joaquín Almunia.
¡Tranquila, Elena! ¡Sobrevivirás!





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