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1572.- Del SISI al NINI y tiro aunque no me toque

23/11/2010



Los ninis quieren dejarlo. Son cada vez más y cada vez más ninis (la puta crisis económica y la otra), pero quieren dejarlo. Están depres del ánimo, algo que suena como de locura pero que es una cordura. Los sisis también, los demás, ni te digo, todo el mundo quiere dejar algo aunque al final sólo se deje el pellejo mientra vive
Los "ninis" son los jóvenes y jóvenas que "ni estudian ni trabajan” -miembros y miembras de una generación que fusila la esperanza mientras nosotros les fusilamos el lenguaje y los principios-. Los “sisis”, los que sí estudian y sí trabajan, ah, y presumen de ello cuando un nini les escucha. Resumo: los ninis ni estudian ni trabajan, los sisis, a las dos que sí, y los que no son ninis o sisis, no se sabe pero se supone que viven del cuento.
Esta semana, se celebra en Madrid el “Torneo de Debate Pasarela” entre universidades y uno de los dos temas a debatir es “si tiene solución social la Generación "SISI", perdón, quise decir la "Generación NINI", que lo sisis se las apañan solos. En los debates universitarios, se toma partido tirando una moneda al aire o algo parecido, pero en la vida los ninis dicen que no -un hijo nini de un amigo mío sisi dice que su filosofía es un producto digno de una sociedad indigna, confieso que no le entiendo pero que suena de coña-. Visto así, el próximo candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, un señor de Solares provincia de Santander, nos endosará una Ley de Muerte Digna que lleve a los ninis a la paz de los idiotas y a los sisis al cabreo de los resignados.
Si los ninis no llegan a tiempo a las bombillas del milagro, a los sisis se les ha ido la luz. Lo digo por una noticia que he leído en un periódico andaluz:
Oficina de Correos de un pueblo de la provincia de Sevilla. No cabe un alfiler. Está llena de jubilados. Ya se puede canjear el cupón que regala el Gobierno para obtener gratis bombillas de bajo consumo. En la mano izquierda, el hueco de un cigarro invisible y prohibido. La gente guarda cola como si para pescaíto frito. De pronto, una de las funcionarias explica que las existencias se han agotado. “Se nos ha ido la luz, todo el mundo fuera”, exclama, al fondo, un graciosillo que por la edad ni nini ni sisi.
La falta de oportunidades ha hecho de la necesidad remedio. Si muchos de nuestros jóvenes ni estudian ni trabajan es porque no paran de estudiar y trabajar en otras cosas más alentadoras: estudian sin reglas y en la propia vida; trabajan sin sueldo y en loq ue les viene en gana. Lo suyo es un gerundio florido que no tiene coordenadas sociales ni brújula para inventárselas. ¿Alguien piensa a estas alturas de la nueva farsa que las brújulas son instrumentos para orientarse? Las brújulas son ninis, y los termostatos, sisis. Los unos a verlas venir, los otros a manejar la temperatura social a su capricho.
Si los sisis y los ninis tienen cojeras, cada cual la suya, es porque usan muletas y no al revés. El Estado debería conceder a los jóvenes y jóvenas ninis, miembros y miembras de una generación perdida, una muerte digna que les ponga en el brete de convertirse en sisis sin pagar peajes en la sombra. Anda en ello, pero los políticos no se ponen de acuerdo en averiguar qué es la dignidad, ya saben, esa viuda de la desvergüenza.
Tiro aunque no me toque porque pienso que pueden perderse todas las batallas menos la última.

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