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1538.- La fascinación por Europa

26/04/2010

Auditorio Nacional de Música de Madrid. Gala especial de presentación de “La Nota Azul Europeae”, un grupo de encuentro formado por europeístas convencidos amantes de las bellas artes, especialmente de la música. La “Canción de la Tierra” de Gustav Mahler. El gran maestro Ramón Torrelledó a la batuta. Como colofón, la sinfonía “4’ 33’’: oír a través del silencio, aquella genialidad de John Cage, cuatro minutos treinta y tres segundos con la orquesta en absoluto silencio y el público desconcertado en su propio concierto; como si hubiera muerto un semidiós y el mundo guardara silencio; la vida es un sueño, los sueños sueños son, y el despertar es lo que importa.
Si el concierto de Mahler resultó inolvidable, lo que nos espera dentro de unas semanas puede ser el acontecimiento musical del año. La Nota Azul Europeae ha organizado el no va más, algo que no debiera perderse ningún aficionado a la gran música: un integral de las Nueve Sinfonías de Beethoven comenzando por la Novena y el famoso Himno a la Alegría, el himno de Europa. Cinco conciertos espléndidos (1, 2, 4, 8, y 9 de junio. Auditorio Nacional de Música de Madrid). Por nada del mundo me lo perderé; os invito, amigos lectores, los precios son más que populares, y el abono a los cinco conciertos, una ganga.
Ramón Torrelledó es uno de los directores de orquesta más prestigioso del panorama actual musical. Recientemente, el Gobierno Ruso reconoció su trayectoria artística al máximo nivel, galardonándola con el grado de “Orquesta Académica”, la mayor distinción artística que una orquesta puede tener en Rusia y que, al ser muy pocas las orquestas que lo ostentan, sitúa a la Orquesta Sinfónica Estatal Rusa Voronezh, cuyo director titular es Ramón Torrelledó, en el primer nivel artístico mundial.
Cuando al frente de esa orquesta, Torrelledó interpretó hace unos años en Santander esta misma integral de las nueve sinfonías de Beethoven, quedó en los afortunados asistentes la magia de la emoción. Más tarde, cuando actuaron en el Campo de Concentración de Auschwitz, los elogios llevaron al convencimiento de que para abordar un futuro solidario es necesario cerrar las heridas del pasado tenebroso que intermitentemente lleva a la Humanidad a su propio holocausto.
En los conciertos de Ramón Torrelledó planea siempre el punto idiomático de la emoción y, esta vez, con el gran Beethoven en la balanza del sentimiento, llega la fascinación por nuestra Europa, el eje cultural y político de este viejo mundo tan moderno casi siempre. No podemos perdérnoslo.



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