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1516.- El Grimorio nacional

14/11/2009

 
Somos una nación de "grimorios", esos viejos libros de conocimientos mágicos y recetas bienaventuradas. Donde los intelectuales son los cómicos, y los héroes, los villanos. Donde se airea la basura porque gusta el hedor del desperdicio. Donde el más hermoso tiene un gargajo en el hombro. Donde por el dinero baila el perro, y la política es cosa de tertulianos a pago...
Si Epicteto escribió el “Enchiridion” y Sun Tzu “El Arte de la Guerra”, el papa León III entregó a Carlomagno, para que se hiciera el dueño del mundo, las “Oraciones Mágicas del Enchiridion”. En uno de sus capítulos, además de una “Oración para obtener honores y riquezas, ser admitido en casa de grandes señores y conseguir de ellos toda clase de mercedes”, nos aconseja llevar encima el “pentáculo” para vernos libres de ladrones y de toda clase de peligros.
No recomiendo al lector un tatuaje del pentáculo (mejor, el “I love Lucy”; donde Lucy, tú verás) pero le invito a remirar sin acritud un ramillete de media docena de entre las “36 estrategias chinas”: “Observar los fuegos que arden al otro lado del río”, o sea, que los enemigos se destruyan entre ellos con sus contradicciones; “Sacrificar el ciruelo por el melocotonero”, o sea, sacrificios parciales en aras de la victoria total; “Robar un cordero al pasar”, que quiere decir aprovechar las oportunidades que surgen en los errores del enemigo; “Golpear la hierba para asustar la serpiente”, asustando al enemigo para que haga públicos secretos importantes o decir que se le está cercando para que se entregue más fácilmente; “Pescar en aguas turbias”, que es cuando se utiliza la confusión general en provecho propio, y una estrategia que parece igual pero que no es lo mismo: “Saquear una casa en llamas”, que es aprovecharse de las adversidades concretas del enemigo.
Si en el ideograma chino, la “crisis” está compuesta de dos caracteres, “peligro” y oportunidad”, en nuestro grimorio nacional, la crisis es un murciélago que caza en la noche y se repantinga durante el día. Mientras los unos observan los fuegos que arden al otro lado del río, los otros golpean la hierba para asustar a la serpiente. Los primeros sacrifican el ciruelo por el melocotonero y los segundos roban un cordero al pasar. Y mientras, los mosquita muerta de alrededor, pescan en aguas turbias y saquean la casa en llamas. Con pentáculo o la intemperie, “qui potest capere, capiat”, como dijo el Señor.

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