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1476.- 11-M, y van...

11/02/2009



Faltaban diez días para que fuera primavera. Era un once de marzo de hace cinco años, un lustro, del latín "lustrum" que quiere decir limpio, puro (la palabra española "lustre" proviene de este vocablo). Cada lustro, en Roma se celebraba la ceremonia de la Lustración (purificación) que era la celebración más importante de la Roma primitiva. Todos los pater familiae (los patricios) estaban obligados a asistir y el que no lo hiciera perdía sus derechos ciudadanos hasta la próxima lustración. Se perdía hasta el derecho a pleitear.
Dos años y medio antes de aquel 11-M, faltaban diez días para que fuera otoño y, un viernes 11 de septiembre de 2001, en Manhattam se inició una guerra mundial en donde los frentes se disimulan con las ideas y se entremezclan con crisis económicas, sociales y morales, ¡qué coñazo!
Siempre recordaremos aquel once de marzo de 2001. Además de la memoria y sus veleidades, nos lo recuerda Leire Martínez, la nueva vocalista de La Oreja de Van Gogh al recrear un amor imposible en la maldita muerte de un tren sin alma, toda la semana miradas furtivas y aquel jueves el amor en la muerte; “Si fuera más guapa y un poco más lista… Te sientas enfrente y no te imaginas que llevo por ti mi falda más bonita… De pronto me miras, te miro y suspiras… Apenas respiro, me hago pequeñita y me pongo a temblar... Así pasan los días de lunes a viernes… Estación a estación, de frente tú y yo. Va y viene el silencio… De pronto me miras, te miro y suspiras, yo cierro los ojos, tú apartas la vista. Me hago pequeñita y me pongo a temblar… Me quiero morir… Pero el tiempo se para… Yo no te conozco y ya te echaba de menos. Cada mañana rechazo el directo y elijo este tren… Ya estamos llegando, un día especial este once de marzo, me tomas la mano, llegamos a un túnel que apaga la luz… Dices que me quieres y yo te regalo el último soplo de mi corazón…”
Un lustro después del infierno aquel del once de marzo de 2001, no hemos perdido nuestro derecho a pleitear y un excéntrico monumento en el asfalto madrileño, hoy descuidado y como en quiero marcharme, nos recuerda a las víctimas de aquel día en que cambió la historia de España y van que ni se cuentan las veces que eso cambió.
Faltan otra vez diez días para que llegue la primavera y en Madrid, mi pueblo adoptivo, quiero recordar a quienes entregaron al destino y a la historia el último soplo de su corazón.
Aquel año de la muerte agazapada en los trenes de cercanías madrileños, a dos jornadas del final del campeonato el Valencia logró su sexta Liga española de fútbol gracias a una victoria por 2 a 0 frente a los sevillistas y a las derrotas del Real Madrid ante el Mallorca y del Barcelona frente al Celta.
Se nota ya la primavera. La muy zorrona vuelve cada año como si pariera esperanzas y nos hiciera olvidar. La muy cuca, nos altera la sangre como si una sed bendita. Es una bomba lapa que nos dispara las ganas de vivir

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