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1469.- Los unos y los otros

13/01/2009



Los de la pancarta y los del silencio. La manipulación en la calle y la incomprensión en casa. Otra vez los unos y los otros… En la calle, los Zerolo, Llamazares y la comparsa de la intelectualidad del artisteo con Carlos III de abanderado forzoso.
La legalidad internacional aceptó dos estados independientes, Israel y Palestina, y hasta aquí todo bien si Hamas no hubiera entrado en el juego. Es Hamás un Movimiento de Resistencia Islámico que tiene como único objetivo el establecimiento de un estado islámico en la región histórica de Palestina (que comprende el Estado de Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza) con capital en Jerusalén. Cuenta con organizaciones que desarrollan sus actividades en muy diversos ámbitos: desde las madrasas para la educación y la cultura, hasta la asistencia social a los palestinos más necesitados (y a las familias de sus propios miembros muertos o presos en cárceles israelíes), la representación en las instituciones democráticas palestinas a través de la lista Cambio y Reforma (presentada en las elecciones generales de 2006 y que obtuvo mayoría absoluta, lo que le otorgó la potestad de formar el gobierno que lidera Ismail Haniye), y, muy señaladamente, las Brigadas de Izz ad-Din al-Qassam, brazo armado de Hamás que mantiene la lucha armada contra el estado de Israel al que considera ilegítimo.
Y en ello, en lo de Hamás y su brazo armado, Israel no puede estar callado aunque sus bombas sean desproporcionadas y el dolor del pueblo sea injusto y clame al cielo.
En esa vorágine, los de la pancarta a la calle y el Zetapé de los mítines deslenguados, a soltando patochadas demagógicas para intentar pescar en río revuelto. Cuando se mira al ombligo de su sueño suyo de veleidad divina, se lanza al ruedo de las palabras a destiempo y la caga.
Maquiavelo, en un sueño de juventud, encontró dos caravanas camino de su último y eterno destino: la de los políticos y grandes hombres y la de los santos. Él prefería irse al infierno en compañía de los políticos que disponen sobre las vidas y los destinos de los hombres, que ir al cielo con los santos y beatos. No sé lo que pensaría Maquiavelo sobre los políticos de hoy. A punto de morir, recordando su juvenil sueño donde prefería el infierno al lado de los políticos que el paraíso al lado de los santos, dijo que seguía en ello.
Han pasado quinientos años desde que murió aquel florentino universal y hoy los sueños, sobre todo los sueños en caliente, son como la nieve en las ciudades: un coñazo. La nieve es señal de abundancia. En su época, la nieve es triunfo sobre un enemigo, disipación de tristeza. Verla fuera de su tiempo, se interpreta como presagio de enfermedades, especialmente la parálisis.

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