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1422.- Dum spiro spero

07/02/2008

Navidad, Año Nuevo, Reyes Magos... Todos los tabloides del mundo llamaron al rebato del guión y nos llegaron vías lácteas en vez de silencios prolongados. No importa cómo se tiraron los dados ni quien los tiró, en el guión antes anidaban las Muñecas de Famosa y el Guerrero del Antifaz y ahora el Tragabolas, la Play Station 3, la Wii, el Fort Mega Giggle Gear, el Spark Art Creativity System y hasta el GyroTwister -los que investigan la cosa dicen que las cinco tendencias del regalo al niño son: “Igual que papá y mamá”, “Juguetes bilingües”, “Experiencias interactivas”, “Juguetes que no incluyen electrónicos” y “Juegos imaginarios”, ¡yo qué sé!-. George Bernard Shaw me calcó lo que hoy intento: “Algunos hombres ven las cosas como son y se preguntan por qué. Otros sueñan cosas que nunca fueron y se preguntan por qué no.”
Hasta la Saga de los Porretas cumplía su guión. Los conflictos del abuelo Segis con su nuera Candelaria estaban en el guión. Avelino, la tía Luzgarda, don Hermógenes, Juanito, Pepita, el conserje del casino… todo eran carne del guión de Eduardo Vázquez, un simple factor de RENFE que se metió a escribir porque le gustaba soñar y decidir. También el impresentable Mauricio Colmenero cumple un guión por más que la vida no obligue a ningún libreto que es lo que espero y te deseo, lector amigo, al comenzar el guión del nuevo año que en mi caletre voluntarioso te deseo feliz, próspero y hasta excitante.
La Saga de los Porretas tenía un guión pero el mundo nuestro cabalga desbocado. No existe el libreto de la memoria histórica aunque algunos infelices quieran imponer su guión progre de picota justiciera.
El cambio de año viene en el libreto pero los protagonistas vivimos fuera del guión. Escribir es reflexionar (una lata) pero también es soñar (un privilegio). No sé quien me lo calcó esta vez: “El hombre es un dios cuando sueña y un pordiosero cuando reflexiona”. Una de las primeras cosas que hice en el año nuevo fue visitar la extraordinaria exposición madrileña sobre Roma y, después de disfrutar de la belleza artística del rostro de Caracalla, pesqué en la tienda de souvenires un imán de los que se adhieren a la tapa del frigorífico. Te lo regalo por si sirve: “Dum spiro spero”. Es frase de Cicerón que traduzco por si eso: Mientras respiro, espero. O sea, que mientras vivamos existe la esperanza de romper con el guión. ¡Feliz año sin guión, lector amigo!

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