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1412.- Del rey abajo, ninguno

13/11/2007



Ya lo cantó y contó el toledano Rojas Zorrilla: “Del rey abajo, ninguno”.
Se sabe que la diplomacia de este lado usa palabras suaves y la del lado de allá, exabruptos, pero ¿quién se atreve a parar los pies a un dictador? Sólo el rey de España, que es un poco el rey de todos. Ese sí sabe mandar callar al dictador: “¿Por qué no te callas?” (quiso añadir “un coño real”, pero en eso se frenó). Fue en la XVII Cumbre Iberoamericana. El presidente venezolano, Hugo Chávez, no paraba de interrumpir al presidente del Gobierno español, don José Luis Rodríguez Zapatero (esta vez te llamo así, ZETA. Te lo has ganado. ¿Retirarás al embajador?), cuando intervenía para exigir a Chávez "respeto" para el ex jefe del Gobierno español, José María Aznar. Y el rey no pudo contenerse; no mandó callar al dictador por hablar mal del expresidente del Gobierno español sino por interrumpir y no dejar hablar al actual presidente. Tres instantes mediáticos después, El País abrió un foro de opinión y en menos de dos horas llegaban como liebres en la llanura más opiniones y más opiniones. Al azar, recojo tres de ellas: “El rey, al menos en la percepción mundial y, especialmente, la iberoamericana, está por encima de los políticos de derechas o de izquierdas. Sólo él puede decir al dictador de Venezuela que se calle. Estuvo absolutamente genial en su puesto de rey de España” -lo firma Enrique Roa Rodríguez-. “Solo había allí una persona con autoridad suficiente para impedir que Chávez se cargase la Cumbre... con España como excusa... y ese era el Rey de España. ¡Bien por él!” -lo firma Emilio-. “Que bueno que el mundo ya se está dando cuenta de que Chávez es un grosero, era hora que alguien lo pusiera en su lugar. Gracias Don Juan Carlos desde Venezuela” -lo firma Anavel con ‘v’-.
Ya en su guarida, el dictador continuó en sus trece: "El Rey será Rey, pero no me puede hacer callar". Y así es efectivamente, dictador de voltaje bananero. El rey no puede hacerte callar pero sí decírtelo con el aplauso del mundo democrático. Cierta vez, un hombre fabricó un hacha y pidió a la selva que le diese madera fuerte para hacerle un mango. Cuando la selva aceptó la petición, puso el mango a la segur y comenzó a cortar aquí y allí los árboles que más le agradaban. Y la encina dijo: “Bien merecido lo tenemos, pues dimos al hombre la madera para servirse del hacha”. Ésta es la moraleja: “No se debe dar armas a los enemigos, pues seguramente se servirán de ellas contra nosotros”.
El rey castellano Alfonso el Sabio tradujo el “Calila e Digna” y, por asociación de no sé bien, me viene lo de “El río de las liebres": un fiero león, unas liebres mártires, un complot para engañar al asesino, el pozo justiciero… Por decir, en el río de las liebres los dictadores llaman fascistas a los demócratas y los falsos demócratas les ríen la gracia. Y es que “del rey abajo, ninguno”.

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