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1365.- Cuando se va Loyola

21/12/2006



Cuando se va Loyola, y se ha ido pues su silencio nos devora ya el recuerdo de sus violetas vascas, es como si, de pronto, una orfandad inesperada se hubiera adueñado de nosotros. Loyola de Palacio y del Valle Lersundi era como era y la queríamos en sus silencios fértiles y en sus palabras llenas de sentido. ¡Descanse en paz, tan buena amiga!
Con Loyola ausente, ETA nos piensa perdonar la vida un rato más y ha advertido a sus comités regionales que, aunque el proceso se encuentra "bloqueado" por culpa del Gobierno, piensa dar a ZetaP "otra oportunidad". Ha decidido, además, escenificar una escisión interna para poder mantener “con dignidad” su doble discurso y decir "una cosa y la contraria".
En este mundo de tahúres, los socialistas no dejan de dar pasos resbaladizos en el prado incoherente de la historia: que “un referéndum de autodeterminación según el modelo de Montenegro o de Québec”, que "si el 75% de los vascos quieren la independencia, el País Vasco será independiente", que habrá medidas de gracia para los terroristas encarcelados, que hay que "dar pasos hacia la Declaración de Anoeta", la hoja de ruta terrorista a la paz… Según pasa la vida, uno cuenta por años, por décadas, por cuartas partes, por tercios, por mitades: “un año de nuestra vida, una década, un cuarto, un tercio, la mitad…” Hasta que al final dices “esa fue mi vida y sanseacabó”.
Hablar con la distancia de la mirada en perspectiva, tiene sobresaltos: es como si nuestra democracia hubiera sido cosa de un suspiro. Según pasa la vida, ¡qué son “el proceso de paz del loco Rodríguez, las chorradas republicanas de Sabina el de la voz aturullada, el “se sienten coño” de un teniente coronel a la virulé, la victoria de Chávez en Venezuela o las cenizas esparcidas de Pinochet para evitar veleidades a lo Evita Perón!
“El que sabe cuando puede luchar y cuando no, saldrá victorioso”. Lo escribió Sun Tzu en ‘El Arte de la Guerra’ y el juez Garzón se encarga de escenificar cada día la jurisprudencia necesaria. Si ZetaP sigue en el poder, las próximas Elecciones Generales serán las de un país inventado en el cohete de la memoria histórica anterior a que España se apagara en el colapso epistemológico -en este mundo de sombras, hablas de epistemología y quedas como Dios. Hablas de eternidad y eres Dios-.
Cuando nos miramos desde fuera, encontramos fotografías y poco más. Fotos de bebé, de niño, de adolescente, de mozo joven, de mozo casi hombre, de hombre adulto, de carroza… Fotos en traje de primera comunión, retratos de carné de identidad, fotos solo y fotos en compañía, fotos de cuando te mandaban besos de carmín en una carta... Te miras en el espejo, y no te reconoces. ¿Cuál de todos esos señores eres tú? ¿El de qué retrato? Vivir es un “nescis quid vesper serus vehat” (no sabes lo que nos traerá el final de tarde). Y si, además, todo esto lo escribes desde el cielo, volando sobre nubes, esos algodones de plexiglás pegaditos al techo de los océanos, de las ciudades, de las montañas… Si tu mesa de trabajo es una pequeña tabla que se abre o se cierra en el interior de un Air Bus 320. Si tu cuerpo está fijado por un cinturón de seguridad. Si para orinar tienes que pasear entre personas que pasan de todo… Pedirías un té negro con canela, clavo y vainilla, pero esto no es un tea shop y te tomas un whisky sin miedo a las pruebas de alcoholemia -en millas acumuladas, veinte veces he dado la vuelta al mundo y, cuanto más vuelo, más finito me parece mi mundo “infinito”-. La aviación nos ha hecho pájaros de alas prestadas que duermen con sueños ajenos.
En fin, si el que algunos llaman mejor equipo de fútbol del mundo lo frustra todo en su cita con la historia (perdió con el Sevilla la Supercopa de Europa y ha perdido con el Internacional de Porto Alegre el Mundial de Clubes), ¿qué haremos nosotros que de ganadores sólo tenemos el IVA que nos descuentan cada día?

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