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1343.- Veranear a la sombra

06/08/2006

Los programas del cotilleo rosetón tertuliano no paran de aplicarse judicialmente a las vacaciones de los famosos.
Las vacaciones más sonadas de este año, las más peripuestas y celebradas, son las de Málaga, especialmente las de Alhaurín, un nirvana que no está en la playa sino en la vertiente interior de la sierra de Mijas, junto al río Fahala (escribir ‘Alhaurín’ y ‘Fahala’ es como embarazarse de una patera árabe subida a lo alto de un monte). Si Marbella es la capital de la costa del sol, Alhaurín de la Torre es la capital de la montaña de la sombra.
En este verano tórrido, España sueña con el nuevo ayudante del economato de Alhaurín: un tal Julián, alias Cachuli. Después de analizar su "curriculum vitae", al ex-alcalde de Marbella la dirección del balneario a la sombra le ha asignado un puesto de ayudante de mostrador; pasó sus años mozos en un bar en Ávila en compañía de su ex mujer, Mayte Zaldívar, y lo de gobernar Marbella poco cuenta en el currículo de Julián. Cachuli siempre presumió de su habilidad para tirar las cañas: no tendrá la ocasión de servir cervezas en el economato, pero sí de suministrar a los veraneantes lo que le pidan, desde un sacapuntas a un matalotaje de chucherías, un Rexona o una pastilla del Lux belleza en siete días.
No es fácil para Julián este veraneo a la sombra. Algunos le consideran un chivato y podría sufrir algún "accidente" y, por otra parte, el pobre sólo ha hablado por teléfono con su novia un par de veces pues sólo dispone de un comodín de cinco llamadas semanales de cinco minutos cada una, un mísero tiempo para decir sin decir, para llorar sin llorar y para vivir sin vivir. O sea, que la alforja del mendigo no está nunca llena y que las mentiras tienen siempre la piernas cortas (dos proverbios para veranear, me lo dijo no sé quién).
Mientras, su novia, Maribel Pantoja, la última faraona de la copla, sigue oficiando el cante gallardo y quiere apuntarse a un vis a vis con su Julián, que es como decir a un aquí te pillo y aquí te mato, no sé. Los dos tienen miedo de “quedarse con su dolor a solas” -qué estoy diciendo, esto es una rima de Bécquer, aquel señor de Sevilla como Maribel que de niño fue rico pero que se vino a menos y para ganar el pan tuvo que hacer de todo: biografías de políticos a destajo, traducciones, chupatintas en una oficina pública, dibujos, zarzuelas… Hoy, para sobrevivir, hubiera escrito la biografía de Zapatero con toda su memoria histórica a la virulé. Se enamoró de una de las hijas de don Joaquín Espín, maestro director de la Universidad Central, profesor de solfeo en el Conservatorio y organista de la Capilla Real, pero Julia, la musa de Gustavo Adolfo, tenía aspiraciones más altas y, aunque estimaba el arte del poeta, no le consideraba un partido adecuado. Muerto Bécquer, Julia se casó con Benigno Ortega que llegaría a ministro de la Gobernación, o sea, el Rubalcaba de entonces-.
En mitad del veraneo, los cotilleos anuncian que el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, se ha reunido con el cardenal francés Roger Etchegaray para pedir al Vaticano que medie entre el Gobierno español y ETA. Algunos ignoran que buscar un intermediario es reconocer oficialmente a la otra parte; ¡será pardillo!, debiera veranear a la sombra.
…y todo esto, jo, por ponerme a pensar en el veraneo a la sombra de Julián el de Alhaurín.

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