Volver a Artículos     
1337.- Arroz y gallo muerto

03/06/2006

“Un triunfo democrático de Euskal Herria». Así venden la cosa los amigos del pavisoso. Euskal Herria es un país imaginado por una mente calenturienta hace poco más de cien años. Tan imaginado e imaginario como “El país de la Llanura resplandeciente” o el de “La Llanura Grombuliana”, unas tierras de altas montañas y onduladas praderas a las que se llegaba a través de un estrecho sendero custodiado por un guardián vestido de escarlata cuya obligación era contribuir a que el viajero entrara y no pudiera salir. O como “La Isla del Llanto”, otro país igual de imaginario al que llamaban ‘Ebuda’ y donde todos los días ofrendaban una muchacha a una orca que vivía cerca de sus costas. Así, esta Euskal Herria (lugares donde se habla euskera) inventada como país para acordonar con nombre ficticio a tres señoríos de Castilla y a Navarra.
Cuando Isabel y Fernando quisieron recrear la antigua Hispania, por circunstancias de la historia Castilla no pudo ingresar oficialmente en España (se murió la reina Isabel, se murió o le mataron a Felipe El Hermoso, se enajenó o la enajenaron a la reina doña Juana) -el nieto de aquella reina de Castilla se convirtió en Rey de España y de la Nueva España, Emperador de Alemania y regente de Castilla-.
La Euskal Herría Estado que nos quieren estofar no es como el arroz a banda con alioli sino como el arroz y gallo muerto, una comida imaginaria con que designamos lo que vamos a cocinar cuando no queremos decir lo que cocinamos.
¡Cuántos juguetes rotos, Dios! Sin decir oxte ni moxte, Otegui y lo suyos han puesto un cirio pascual en la mamola del pavisoso y éste pone cara de primera comunión; se le hacen los dedos huéspedes. Unos iletrados están haciendo realidad el sueño tarado de un país imaginario donde la Mosca y Papaíto Piernas Largas juegan a la gallinita ciega. Se les ve felices, sí, pero dime quien se ríe y te diré quien ha ganado la batalla (dime de quien se ríe el que se ríe y te diré quien es el derrotado en la refriega, se dice también). Mientras entierran el pasado y celebran la victoria, los dirigentes paranoicos sonríen, ríen y se carcajean al leer el documento en el que consideran que “la declaración realizada por el presidente del Gobierno español es un triunfo democrático de Euskal Herria y del conjunto de su ciudadanía”. Sin dejar de sonreír, reír y carcajearse, afinan la puntería: “Zapatero ha realizado una declaración fundamental para la resolución del conflicto al asumir el compromiso de respetar lo que la ciudadanía vasca decida con respecto al futuro».
Para que no haya duda e impedir que las palabras se las lleve el viento sur, tanto Rodríguez, el no me jodas pavisoso, como Otegi, el malcarado truhán, han leído delante de la prensa dos documentos bendecidos por Rubalcaba. No me da por traducir, pero lo escribo por si alguien me entiende: “Parum eloquentiae, sapientiae nihil”.
En el Real Madrid, urna y correo, empate técnico entre Calderón y Villar; ya veremos (“Vuelve que éstos nos hunden España», chillaba la gente cuando Aznar llegó a primera hora al Bernabéu). En México, la Nueva España, entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, empate técnico también; ya veremos. En España: goleada a favor de la inventada Euskal Herria (Álava, Baja Navarra, Guipúzcoa, Labort, Navarra, Vizcaya y Sola, ¡vaya comilona de arroz y gallo muerto!).
En la ‘Llanura Grombuliana’, el pavisoso ha puesto un guardián vestido de escarlata para que el viajero entre y no pueda salir. Es como lo de ‘Ebuda’, que sus habitantes imaginarios siguen recorriendo los mares en busca de hermosas doncellas para ofrendarlas a Proteo y a sus monstruos. Cualquier día nos abordan en la playa de Silgar o en el lago de la Casa de Campo madrileña.

  Volver a Artículos