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1319.- Conflictos paralizantes

Miren esta joya literaria, perdón, quise decir despreciable, de Salvador Sostres, un columnista de Avui: “Cuando viejas a España notas que, sin tener ningún talento especial, gozan de unas infraestructuras impresionantes que de ninguna manera son fruto de su esfuerzo, sino del nuestro. Asturias, por ejemplo, cuenta con una gastronomía que, cuando no tiene pretensiones, es grosera, y cuando las tiene resulta fallida. No se nota inteligencia en ninguna parte. Todo recuerda la rudimentaria mediocridad de los mantenidos, la clase de vida que se lleva cuando no tienes que ganártela. Si eres catalán y pagas tus impuestos, da mucha rabia viajar por España y ver a dónde va a parar tu esfuerzo: a toda esa gente que no nos han presentado nunca y que enseguida nos insultan. Se te quitan las ganas de trabajar cuando viajas a España. Y no es extraño que trabajar para hacer más grande al enemigo e invasor acabe por enfadarnos.»
Así las cosas, la vida política resulta insoportable. Miren esta otra joya literaria, perdón, quise decir despreciable, del mismo señor y en el mismo periódico catalán: “Hablar español es de pobres... Es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel... Lo español es un síntoma de clase baja... En el mundo hispánico la pobreza es la única realidad... En Cataluña se habla catalán a pesar del expolio fiscal que nos inflinge una España que no tiene ni la decencia de publicar las cifras del robo... Las zonas más ricas del Estado tienen una lengua propia y es evidente que el Estado es el mantenido... Los que hablan español son tercermundistas... El independentismo en Cataluña está absolutamente justificado para poder conseguir huir de la caspa, de la pobreza y de la tristeza de ser español...” Las frases entrecomilladas están escritas en catalán. Las he traducido para que nos entendamos los pobres, casposos y tercermundistas que hablamos español. Son frases celebradas cada día por los socios y amigos del actual Gobierno de España -mi madre decía que cuando no supiera qué hacer, en vez de llorar, riera. Ella murió y sufro por ello, pero ahora que quieren acabar con las cosas en as que ella creía y tanto amaba, ya no sé-.
Si se muere Zarra y nadie grita “España, gooool”, poco se puede hacer en el estadio en ruinas que es la nación española. Esto que pasa, que nos pasa y que alienta ZP mientras sonríe con cara de memo y afanes cándidos, se llama “conflicto paralizante”. Si al parecer, los catalanes trabajan para hacer más grande a España, el pueblo enemigo invasor de Cataluña, no, no hay forma de resolver un conflicto entre personas que acuerdan no estar de acuerdo y que valoran esa discordancia.
Por no disparar palabras violentas y sicalípticas, cambiaré de tercio. El pasado viernes, estuve en la plaza del Pradillo, o es del Pardillo, no sé, bueno, sí lo sé pero lo dejo. Hay allí una iglesia formidable y bella donde descansó el cuerpo de Isabel La Católica camino de su sepulcro en la catedral de Granada. Hablo de El Viso del Marqués, como se llama a El Viso desde que don Álvaro de Bazán, “el Viejo”, comprara el lugar al emperador Carlos, el nieto de aquella reina. En las faldas de Sierra Morena, don Álvaro de Bazán, primer Marqués de Santa Cruz, hijo del Viejo, se hizo un palacio “porque era el punto más estratégico de España de salida a los tres mares: Atlántico, Mediterráneo y Cantábrico”. Por su conducta ejemplar, Cervantes le llamó «padre de los soldados». En la batalla de Lepanto, el “Capitán General de la Mar Océana”, como se llamó a don Álvaro de Bazán “el Mozo”, destruyó veinticinco navíos enemigos. Muy cerca, en El Hontanar, hay un castaño al que llaman también «el viejo». Para abarcar su tronco, se necesitan siete personas. ¡Lástima de conflictos paralizantes!

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