Volver a Artículos     
1307.- Fuimos de abril

Creo haber leído que los poetas no se mueren sino que se extinguen. Fue con motivo de la reciente muerte de un poeta inmenso, castellano de Córdoba. “Es como levantarte con los ojos, con las húmedas alas de los ojos, al imborrable cielo del recuerdo”, decía y sigue diciendo Leopoldo de Luis. Los poetas hablan el lenguaje de los abanicos y, aunque yo no entienda del todo esa jerigonza, con las húmedas alas de los ojos, amigo lector, hoy te miro y toco con mi abanico la cabeza baja. Quiero decir que “deseo hablarte”, o si prefieres, escribirte para cumplir con mi verdad. Con mi abanico de voces juego a Dieguito el Malo, que eso significa, mutatis mutandi, tocarme el abanico con la cabeza baja.
Dice doña Teresa Fernández de la Vega que el PP es un partido “desleal y antipatriótico”. Esa doña Teresa es una valenciana de sangre gallega que se ha metido a niña mala y a hada madrina. Cuando habla hiere, cuando escucha, cabrea, cuando no está, su sombra trajina en nuestras sombras. A propuesta de ZP, “cada mañana pone a flote el barco que se fue a pique en la tiniebla” (el verso es de Leopoldo de Luis). No sabe el lenguaje del abanico, pero es como si se tapase la cara con él abierto y sólo dejara asomar sus ojos por encima de la aureola del viento; grita: «Ten cuidado, nos espían». A medida que se va acercando el día soñado por los independentistas, ella acelera sus biorritmos para tranquilizar los nuestros. Con la velocidad del viento y con la parsimonia de las hojas que caen, prepara la solemnidad solemne con que los leales y los patriotas, o sea, ‘doña ella’ y los suyos, en prueba de su lealtad y patriotismo a España van a mandar a hacer puñetas la Constitución y la nación española. También ZP ha tranquilizado esta semana a sus ministros: “Habrá un acuerdo aceptable sobre el Estatuto de Cataluña antes de que termine diciembre”. Aceptable, se supone, para todos menos para los antipatriotas y desleales del PP. Cataluña, esa tierra española donde se persigue al idioma español hasta con multas por utilizarlo en los comercios, será muy pronto una nación diferente a la nuestra -Para enmarañar la noticia y camuflar los sentimientos, ZP ha prometido a una comunidad gobernada por el PP, Baleares, la sede de la Alianza de Civilizaciones, una gilipollez a juicio de la mayoría y una memez según los turiferarios-.
Aleccionados por doña ella, los patriotas han salido a la palestra: Montilla, el adalid de la honradez, para asegurar que el PP ha perdido los papeles y ha tomado el camino de la insidia, la calumnia, el odio y la infamia; Pepiño Blanco, el genio de la superficialidad, para aclarar que el PP ha roto la unidad de los demócratas y se ha convertido en el altavoz de ETA; el secretario general de los socialistas de Vizcaya, para recordar que al PP “le da muchísimos miedo que ETA desaparezca”...
Mientras los patriotas exigen que Cataluña, Galicia y Euskadi sean naciones diferenciadas de España, el antipatriota Mariano Rajoy tiene que pedir perdón a Cataluña (así lo exige doña ella). Mientras los patriotas esconden la ‘E’ de España en los trenes de alta velocidad a Toledo, los antipatriotas gritan España en cuanto salen a la calle…
Pero como Juan Diego Redondo ha ingresado de nuevo en prisión, yo no quiero seguir jugando a Dieguito el malo. Me repliego en los versos de Leopoldo: “Fuimos de abril. Teníamos una luz inefable, como un ala… No me resigno a que las cosas vayan por la tierra peor que por el cielo”. No me gustan los señores que en vez de llamarse forasteros y marcharse a hacer puñetas te llaman hermano, amigo, compañero, y en su abrazo de vampiro sacan tu sangre cada mañana y cada noche.
Fuimos de abril y somos ya del crudo invierno. Con el abanico cerrado, miro a España y golpeo la zona de mi corazón, ya saben: “te amo, y sufro”…

  Volver a Artículos