Volver a Artículos     
1305.- Cuando me encuentre…

Está el presidente chino en España, se llama Hu Jintao, y es un momento dulce para que los españoles nos ‘hagamos el chino’, jugar al como si nada igual que Rodríguez desde que se convirtió en ZP; que no es ´hacerse un chino´, como se dice cuando se quema heroína para inhalarla.
Me recuerda la cosa, sorbo a sorbo, bocado a bocado, la cena socialista de hace una semana en la que José María Barreda, el sucesor en Castilla-La Mancha del actual ministro de la Guerra, se metió a guerrillero: «Para una vez que nos reunimos todos con la dirección del partido y con el Gobierno, yo no me voy de aquí sin decir lo que pienso». Siguió el de Andalucía, luego el extremeño y, de pronto, seis a uno, los postres se tornaron guillotina. “¿Eres consciente de la que has liado?”, parece que dijeron seis presidentes autonómicos a una, y Pasqual se hizo el chino; al extremeño le dio una pájara, y a los demás, un miserere, ese tipo de cólicos que llegan y se van como un eclipse de luna, Rubalcaba oficiante, de la Vogue en el santoral, Pepino Blanco en las catacumbas del miedo, ZP en la China... “El Estatuto no se puede aprobar de cualquiera manera”, ya sabes, Pascual, nada de Cataluña nación, ojo a la financiación, punto a la bilateralidad, punto y coma al blindaje de competencias… y, dicho y hecho, la pájara al Ibarra y el miserere a los demás, la culpa es de Hu Jintao, quise decir de Aznar, lo siento. «Si no se aprueba, será una catástrofe para Cataluña y para España», dijo el president, “¿Querrás decir para Cataluña, Pascual?”, le dijo el de Aragón, o fue el de Asturias patria querida, o el de Andalucía y olé, ya no sé.
Sorbo a sorbo, bocado a bocado, nos están endilgando un amargo porvenir. Ayer esto, hoy lo otro, mañana, el ya se verá al arcángel. Se sabe que la primera reacción del president fue preguntar: «Entonces, de qué hablo, ¿del Barça o de mi padre?». Pero se acordó de ese chico que tiene que correr como un negro para ganar lo que un blanco, creo que se llama Etoo, y suavizó las aristas de su discurso para hablar del coraje político de ZP, un vallisoletano afincado en León y residente en la China de Hu Jintao. Cuando al Ibarra le dio la pájara, enmendaba encorajinado, en la habitación del hotel, las notas que traía preparadas para su intervención.Otro que lo tiene claro y se hace el chino es José Montilla, el Secretario General de los socialistas catalanes, ministro de Industria del Gobierno de España en los ratos libres: “No pagué el crédito ese de centenares de millones de pesetas porque la Caixa no nos lo reclamaba”. Tendrá que llevarles un aguinaldo eléctrico por Navidad, la vida es así, sorbo a sorbo, bocado a bocado, nada de corrupción, es más dulce que la pancarta del sábado en Madrid, «Queremos hijas listas como las ministras”, del potaje de judías al cordero a la montaraz, del salmorejo a la butifarra, del Somontano al txacolí, del albariño al pitarra, dos millones de personas para unos, 375.000 para El País, millón y medio de manifestantes perdidos en la China de Hu Jintao… Los ojos que en vez de mirar con interés miran con intereses se vuelven miopes.
Menos mal que, en la resaca de los unos y en la desazón de los otros, un hat-trick de Luis García, un zurdo desequilibrante que juega en el Liverpool, nos metió en el Mundial de Alemania.
¡Cuánta nostalgia de cuando aquello! Aún me llega la canción de Jarcha, con aquel Ángel Corpa inconfundible: “Dicen los viejos que en este país hubo una guerra, que hay dos Españas que guardan aún el rencor de viejas deudas. Dicen los viejos que este país necesita palo largo y mano dura para evitar lo peor. Pero yo sólo he visto gente que sufre y calla, dolor y miedo, gente que sólo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz…
Quizás ya no sea yo cuando me encuentre, como decía la canción, pero lucharé por encontrarme…

  Volver a Artículos