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2060.- Perendengues de la colmena

22/03/2019

Comenzaré por decir que el título de este artículo poco o nada tiene que ver con el contenido. Solamente es un pretexto para “caminar por los cerros de Úbeda”, una frase muy española que equivale a otras expresiones coloquiales como “Irse por las ramas” o “Salirse por la tangente”: divagar, alejarse del tema central de la conversación, adulterar el discurso con argumentos innecesarios o que no guardan relación. Los perendengues de la colmena son un callejón sin salida.

“Podrán cortar todas las flores pero no podrán detener la primavera”, escribió Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura en el año 1971. Comienza la primavera, el corto vuelo del gallo y el largo vuelo del águila, y los perendengues de la colmena son un callejón sin salida y una vía en punto muerto donde se podrán cortar todas las flores pero no podrá detenerse la primavera.

¡Cómo no recordar el genial artículo periodístico titulado El corto vuelo del gallo de Pedro Rodríguez, el inolvidable periodista nacido en Vigo en 1935 y fallecido en la isla de La Toja en 1984!:

"No se formará remolino como en los grandes naufragios. Ni se guardó un minuto de silencio. Ni apenas se la citó en el orden del día. UCD murió, al fin, por eutanasia. Como todos los partidos que Adolfo Suárez ha llevado a la tumba: van tres y antes que el gallo cante serán cuatro. No toméis a broma el entierro del Centro Político español. Queda un terrible agujero negro en el espacio sociológico español. Cinco millones de frustraciones..." —Yo mismo renuncié al cargo de presidente de la UCD del distrito más extenso de Madrid, y a la Jefatura del Gabinete de Gonzalo Payo Subiza, el Primer Presidente de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

De aquel artículo de Pedro Rodríguez en su día se carcajearon Jaime Campmany en ABC, y en el País un tal Francisco Alejandro Pérez Martínez, un cuentista, ensayista y periodista que se hacía llamar Paco Umbral.

Aunque se encuentre a mucha gente que discute los precios y solicita descuentos, en estos días los líderes políticos actuales venden a gritos palabras para consignas, eslóganes, membretes y falsas ocurrencias. Tratan de aplicarlo a los decepcionados de lo suyo y de los suyos que con la muerte en los talones vienen a un hipotético Comala, una localidad del estado mexicano de Colima, buscando a Pedro Páramo, un personaje ficticio, como en la primera y única novela del mejicano Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno —Juan Rulfo— nacido en Jalisco en 1917 y fallecido en la ciudad de México en 1986, o como si en El Llano en Llamas, una recopilación de cuentos sobre la muerte, la ruralidad, y la pérdida de esperanzas tras la Revolución Mexicana.

En Atenas, a mano alzada y sin debate se votaba públicamente el nombre de los políticos no deseados y de los ciudadanos molestos. Se inscribían sus nombres en conchas de ostras —de ahí la palabra “ostracismo”— y, si había mayoría de votos, los ciudadanos estampillados tenían que abandonar la ciudad en el plazo máximo de diez días, el corto vuelo del gallo, y permanecer exiliados del país durante diez años, el largo vuelo del águila.

“La intolerancia pertenece a todos los tiempos”, escribió Anatole France (1844/1924), un escritor francés al que en el año 1921 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.

Con motivo del Día del Padre, mi hijo Ricardo me regaló tres décimos del sorteo extraordinario de la ONCE de los que ni el reintegro, y la 27 edición de un sugerente libro titulado “Patria”, escrito por Fernando Aramburu, un escritor nacido en San Sebastián en 1959. En 2016, publicó esa novela, que supuso un éxito de crítica y público y por el que obtuvo en 2017, el Premio de la Crítica, el Premio Nacional de Literatura y el Premio Francisco Umbral al libro del Año.

Así comienza: “Ahí va la pobre, a romperse en él. Lo mismo que se rompe una ola en las rocas. Un poco de espuma y adiós. ¿No ve que ni siquiera se toma la molestia de abrirle la puerta?” Atando cabos, así termina: “El encuentro se produjo a la altura del kiosco de música. Fue un abrazo breve. Los dos se miraron un instante a los ojos antes de separarse. ¿Se dijeron algo? Nada. No se dijeron nada”.

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