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2050.- Feliz año, hermano lobo

02/01/2019

¡Feliz año nuevo 2019, lector amigo! “Homo homini lupus”, el hombre es un lobo para el hombre como si una venganza en enero.

¿En quién pensaba Thomas Hobbes? Él que nació cuando su madre escuchó sobresaltada los cañonazos de la Armada Invencible española frente a las costas británicas.

Hay que matar siete lobos antes de que acabe cada año o en los primeros días del año nuevo. Ellos solo son lobos. Nosotros, solo hombres.

De poder, ellos pedirían venganza, ojo por ojo, a pesar de que en lo que va de año no hayamos podido matar ninguno, ahora urge.

"Quiero matar un lobo", me dice el señor Renato; me lo dice a la salida de misa de doce, él va siempre a la misa de doce, es más suya, más solemne; “más misa”, dice. La autoridad se lo permite y aconseja.

Mientras los españoles sueñan con empleos mileuristas, el señor Renato se echa al monte y los lobos sueñan con Caperucita Roja camino de la casa de la pradera donde vive la abuelita enferma.

Es la Crónica de una muerte anunciada, como el título de la novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, publicada por primera vez en 1981 e incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX.

Gabriel José de la Concordia García Márquez —1927/2014— fue un escritor, guionista, editor y periodista colombiano que en 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. “Era un desconocido más en la ciudad de los desconocidos ilustres”, escribió en su novela “Buen viaje, señor presidente”, y en “Del amor y otros demonios”, escribió que “No hay anuncios de cometas ni eclipses, que yo sepa, ni tenemos culpas tan grandes como para que Dios se ocupe de nosotros”.

Si por Navidad, cupo de lobos. Por Año Nuevo, vida nueva. El lobo, pobre hombre. El hombre, pobre lobo. Homo homini lupus. Lupus lupo homo —El hombre lobo para el hombre, y el lobo hombre para el lobo.
Botas de siete leguas. Siete pecados capitales. Siete días de la semana. Siete novias para siete hermanos, siete enanitos, a los siete años el uso de la razón, las siete plagas de Egipto…

El número 7 es el signo del intelecto, el pensamiento, el análisis psíquico, el idealismo y la sabiduría, el de las personas amantes del estudio, tendentes a proyectar su vida en una esfera de idealismo y actividad intelectual.

En la Edad Media se conocían siete formas de arte y, desde el inicio de la humanidad, conocemos los siete milagros del mundo. Las siete columnas sobre las que se edificó Roma pertenecen al mismo tipo de simbología que las siete columnas sobre las que se construyó el Templo de la sabiduría de Salomón: en la casa de Dios sobre la tierra se unen el tres divino con el cuatro terrenal.

Al igual que el principio de Hermes, “Como es abajo, es arriba, como es arriba es abajo para que perpetúe el milagro de la Unidad”, así ocurre con el siete celestial, que tiene su correspondencia en el siete terrenal y en los siete metales que -a su vez- constituyen los siete pasos del proceso alquímico. La Lira, el instrumento sagrado de Apolo, consta de siete cuerdas que originaban los tonos de los siete planetas, los cuales elevaban el espíritu del hombre. Los siete colores del arco iris también nos muestran al septenario como regulador de vibraciones.

Al parecer, el número 7 habla de pensamientos profundos, recónditos, furtivos y de la búsqueda de perfeccionamiento intelectual y espiritual. Representa lo sagrado, enlazando lo Divino y lo humano, formado por el tres —la Divina Trinidad— y el cuatro —los Elementos Terrestres. Ahora, los siete lobos y los siete hombres. Dios creó el mundo en seis días y en el séptimo descansó, era su día, el día del Señor. El día que aprovechará el señor Gervasio para matar a su hermano lobo.

¿En qué pensaba Dios cuando creó al hombre (varón y hembra) ? Al hombre que necesita mantener en equilibrio equilibrado la vida suya tan desequilibrada.

¡Feliz año nuevo al señor Gervasio! ¡Feliz muerte a su hermano lobo! No es un cuento navideño, pero así puedes tomarlo si quieres. ¡Feliz año nuevo a todos

El número 7 está considerado un número mágico porque se compone del sagrado número 3 y del terrenal número 4, estableciendo así, un puente entre el cielo y la tierra. Si asociamos el número 4 a la tierra con sus cuatro elementos y sus cuatro puntos cardinales, con el sagrado número 3 que simboliza la perfección, llegamos al número 7, que representa la totalidad del universo en movimiento.

Atando cabos, el número siete es un laberinto sublime para la reflexión, el perfeccionismo y la espiritualidad. Es el número natural que sigue al seis y precede al ocho. En algunas religiones el siete es un número sagrado al igual que el ocho: el siete representa lo bueno, y el ocho, lo malo, ¡Feliz año nuevo 2019!

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