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2035.- El último viaje

18/10/2018

Ahora que los servicios de rescate han hallado el cuerpo sin vida de Arthur, el niño de 5 años desaparecido a causa de la tromba de agua que el pasado día 9 de octubre golpeó la zona del Levante español, no escribo hoy sobre “El último viaje”, un drama de acción para la televisión americana, dirigido por Guy Norman Bee y protagonizado por Denis Hopper, Will Patton Dennis Hopper, Will Patton, Chris Carmaack, Nadine Velazquez y Fred Ward El guion de esta película fue escrito por Rob Cohen, reconocido especialmente por haber dirigido otra película de acción automovilística: The Fast and Furious, estrenada si mal no recuerdo en el año 2004 y que fue patrocinada por General Motors, que la utilizó para ofrecer al mercado el nuevo modelo Pontiac GTO. Durante el período de finales de 2004 y mediados del 2005, la película fue lanzada a nivel mundial en diferentes países.

El último viaje de cada persona es siempre el primero del final, y a eso me refiero, no solo por la conocida parábola del evangelio de san Mateo “los últimos serán los primeros” , titulada si mal no recuerdo “Los obreros de la viña: “Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña, y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados, y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.
Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?
Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.
Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.
Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. Él, respondiendo, dijo a uno de ellos:
Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”.

Con el recuerdo del último viaje de Arthur, el niño de 5 años recién encontrado sin vida, atando cabos hoy digo que según me contaron, al tiempo que yo nacía, tabique por medio de la casa familiar de la Plaza Mayor de Turégano —“Grande descuido sería del que por aquí pasase que por priesa que llevase no dijese Ave María”, dice un azulejo del portal de la casa— entró en coma irreversible mi abuelo Victoriano Borreguero y, atando cabos, confieso que he viajado por medio mundo, especialmente por toda España y casi toda América, y en cada desplazamiento —incluso cuando el catorce de 1988 año tuve una bomba etarra asesina en mis manos— casi nunca me llegó la sensación de tratarse de mi último viaje, incluso cuando en tierra y en el aire me sentí vigilado y en riesgo de muerte, pero es otro cantar.



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