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2021.- Rico y Turca

31/07/2018

Si Bimba y Lola es el nombre de las perritas de las hijas del diseñador gallego Adolfo Domínguez, “Rico” y “Turca”, un perro y una perra, son los nombres de dos mascotas —“Rico”, el perrito de Mariano Rajoy Brey, “Turca”, la perrita de Pedro Sánchez Pérez-Castejón—. El primero ya no vive en el Palacio de La Moncloa, de la segunda no se sabe hasta cuando será mascota presidencial.

Dum spiro, spero —mientras respiro, espero— escribió Marco Tulio Cicerón, uno de los más importantes autores de la historia romana que vivió en el siglo anterior al nacimiento de Cristo. Un escritores coetáneo de Cicerón, Cornelio Nepote, destacó la riqueza ornamental de las cartas de Cicerón escritas “acerca de las inclinaciones de los líderes, los vicios de los comandantes las revoluciones estatales.

Mientras viva esperaré y, entusiasmado aún por el Festival de Pianos de Calle organizado por la Diputación Provincial de Segovia el pasado sábado en distintos escenarios de la Villa de Turégano, como broche de oro y arco de triunfo, se escenificó un relevante macroconcierto en la Plaza Mayor, la más bella y espaciosa de toda la provincia con su castillo al fondo: Debussy, Brahms, Michel Camilo, Amanda Maier, Rachmaninov, Yahnn Tiersen, Beethoven, Someday my Price will come, Cole Porter, Rubén Villadangos, Camarón de la Isla… —¡Gracias, Sara Dueñas, amiga, gracias Francisco Vázquez, amigo también; yo nací en esa plaza y como Cronista Oficial de la Villa desde hace un montón de años, fue un honor asistir a espectáculos tan apasionantes.

En el concierto de la Plaza Mayor, a mi lado, casi obnubilado por la música y el espectáculo, Roque, mi perro actual, y en la memoria Tambo, su antecesor, un can ya fallecido y con sus cenizas sepultadas en Turégano y en Sanxenxo.

En diferente escenario y nada que ver con el Festival de Pianos de Turégano, digo que “Turca” es una perrita blanca de aguas que desde que su dueño trasladó su vivienda al Palacio de la Moncloa está que no se lo cree, hasta tiene escoltas y cuidadores caninos armados y uniformados

Al tiempo que mima a su “Turca”, en la leyenda del tiempo Pedro quiere exhumar de la tumba del Valle de Los Caídos el cadáver de Francisco Franco y, como el latín no es su fuerte, ignora que en la leyenda del tiempo el Arco de Triunfo de la Moncloa aparece esta inscripción: “ARMIS HIC VICTRICIBVSMENS IVGITER VICTVRA MONUMENTUM HOC —A los ejércitos aquí victoriosos la inteligencia, que siempre es vencedora da y dedica este monumento—. Y en el reverso: “MVNIFICENTIA REGIA CONDITA AB HISPANORUM DVCE RESTAVRATA AEDES STVDIORVM MATRITENSIS FLORESCIT IN CONSPECTV DEI” —Fundado por la generosidad del Rey, restaurado por el Caudillo de los españoles, el templo de los estudios matritenses florece bajo la mirada De Dios.

“Soy el dulce consuelo del que sufre, / Soy bálsamo que alienta al afligido, / Y soy quien muchas veces salva al hombre / Del crimen o el suicidio. / Yo le sirvo al mortal que me alimenta / Contra el dolor de sin igual muralla, / Soy quien seca su llanto dolorido / Y calma su pesar ¡Soy la Esperanza!” —son versos de un poema titulado “La Esperanza” escritos por Delmira Agustini, una poetisa modernista uruguaya que nació en 1886 y murió en 1914.

Ya en el siglo XX, advertía Chesterton, uno de los más excelsos escritores británicos, el creador del Padre Brown, que las personas sombrías "al hablar del mar solo recuerdan el mareo" —así España, julio en retirada del año 2018.

Fortuna vítrea est: time cum splendet frangitur —la fortuna es de cristal: precisamente cuando brilla se rompe—, y según me dice Publio Siro, eso pensaba él hace años cuando un asesor del futuro le hablaba de un tal Pedro Sánchez Pérez Castejón. Te lo cuento por si te sirve de kleenex, ese pañuelo de papel para liberar tus emociones; usar, tirar y sálvese quien pueda.

Mientras respire esperaré y, atando cabos, en el Festival de Pianos de Turégano, pensando en Turca y Rico, tal vez porque en esos conciertos a mi lado estaba mi perro Roque y el recuerdo inolvidable de Tambo, mi anterior mascota ya en el paraíso de los canes fallecidos, la leyenda del tiempo me lleva al Arco de Triunfo madrileño y in saber el porqué, a Publio rememorar a Siro (85/43 antes de Cristo), un escritor latino de la antigua Roma que era nativo de Siria, que fue hecho esclavo y enviado a Italia, pero que gracias a su talento sorprendente se ganó el favor de su amo, que lo liberó y educó.

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