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2012.- Pájaros perdidos

21/06/2018

De los 325 que Rabindranath Tagore —el Premio Nobel de Literatura del año 1913— que publicó en su obra “Pájaros perdidos”, fue este puñado de reflexiones las que hace muchos años elegí:
“El pez es mudo en el agua; la bestia, ruidosa en la tierra; el pájaro, cantor en el aire. Pero el hombre tiene en sí la música del aire, el alboroto de la tierra y el silencio del mar. La sombra va despacito detrás de la Luz, echado el velo, en secreta humildad, con callado andar de amor. El pájaro quisiera ser nube. la nube, pájaro. Es fácil hablar claro cuando no va a decirse toda la verdad. No porque arranques sus hojas a la flor, cogerás su hermosura. El río de la verdad va por cauces de mentiras. Dios espera hasta que el hombre se hace niño de nuevo en la sabiduría. No soy yo quien escoge lo mejor, que ello me escoge a mí...”

Un siglo antes, la Historia de dos ciudades, una novela del escritor británico Charles Dickens, un relato particularmente distinto a las demás novelas que escribió, y que se basan en su mayoría en historias protagonizadas por niños o adolescentes y muestran una intención de reprimenda o denuncia de la sociedad británica de la época. En esta novela histórica se narra la vida en el siglo XVIII, en la época de la Revolución francesa. «Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto.
En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo…

Casi un siglo después, tuve la suerte o la desgracia de contemplar el regreso de las grullas a su tierra de origen. Se encontraban en un territorio con características muy peculiares, definido por los extensos pastizales y cultivos de La Serena (una de áreas estepáricas más valiosas a nivel nacional), alineaciones de sierras cuarciticas con bosque y matorral mediterráneo y llanuras con dehesas de encinar. Los núcleos más importantes —“Río Guadalefra” y “Cabeza del Buey” — acogen la mayor parte de las grullas invernantes. El primero de ellos, aprovechando sobretodo las dehesas allí existentes, se ubica entre las localidades de Castuera, Campanario y Quintana de la Serena. El núcleo “Cabeza del Buey” se extiende desde Castuera hasta Cabeza del Buey, a ambos lados de la Sierra de Tiros. El núcleo “Zarza Capilla” ocupa una zona de pastizales y cultivos entre Cabeza del Buey y el Embalse de La Serena, si bien acoge a un escaso número de aves, al igual que el núcleo “Capilla”. El núcleo “Siruela” se localiza en terrenos con predominio de pastizales y cultivos de cereal entre las localidades de Talarrubias, Gabayuela y Siruela, a ambos lados del Río Guadalemar. Al igual que los núcleos de “Zarza Capilla” y “Capilla”, el llenado del Embalse de La Serena redujo notablemente las zonas de alimentación y la disponibilidad de dormideros adecuados.

Pronto descubrí que escribir es una trampa. Si lo dicho, dicho queda, lo escrito, escrito permanece, y eso es un trampa difícil de eludir. Lo comencé a descubrir cuando de niño aprendí de memoria el Catecismo de Astete, un famoso cuadernillo que durante siglos formó en la doctrina católica a millones de hispanohablantes. El nombre de la obra era “Catecismo de la Doctrina Cristiana”, y fue compuesto originalmente por el padre Gaspar Astete de la Compañía de Jesús.

Confieso que no resulta fácil hablar claro cuando no va a decirse toda la verdad sobre Rabindranath Tagore, Charles Dickens, Gaspar de Astete y, por decir, hasta de Abelardo y Eloísa, dos personajes históricos conocidos más por sus escandalosos amores que por cualquier otra circunstancia de sus vidas. La importancia de Abelardo como filósofo o teólogo ha quedado eclipsada por su condición de amante de Eloísa, nacida alrededor de 1092 y muerta en 1164 y que fue una intelectual de la literatura francesa de la Edad Media, esposa de Pedro Abelardo y primera abadesa de la abadía del Paraclet, un convento femenino de la orden benedictina.

Como los pájaros quieren ser nubes y las nubes pájaros, atando cabos conjeturo que para el actual presidente del Gobierno de España, una persona singular de como Pedro por su casa, “¡no es nada lo del ojo!”, una expresión que suele emplearse cuando alguien da poca importancia a algún hecho que tiene gran jerarquía —la frase completa es: “¡No es nada lo del ojo… y lo llevaba en la mano”.

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