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1993.- Palabras en el desván

12/02/2018

La alcaldesa de Waterloo ha manifestado que Carles Puigdemont, hasta el momento no ha pasado por su Ayuntamiento para inscribirse.

Si Napoleón Bonaparte nombró rey de España al mayor de sus hermanos, José Bonaparte —“Pepe Botella” le llamaban los españoles—desde ese lugar belga Carles Puigdemont quiere nombrar a uno de sus hermanastros o de sus hermanastras para que en su nombre gobierne la República Independiente de Cataluña —la batalla de Waterloo tuvo lugar el 18 de junio de 1815 y significó el final definitivo de las guerras napoleónicas.

Entre diciembre de 1977 y 1979, Camilo José Cela colaboró con una serie de artículos en la revista Interviú́ bajo el título general de «cachondeos, escarceos y otros meneos», tres palabras que siguen anidando en el desván de cada día.

El primogénito de la familia Cela Trulock, fue bautizado con los nombres de Camilo José María Manuel Juan Ramón Francisco Javier de Jerónimo en la Colegiata de Santa María la Mayor de Iria Flavia en Padrón (A Coruña) el 11 de mayo de 1916 y murió en Madrid en el año 2002. Fue miembro de la Real Academia Española durante 45 años y resultó galardonado, entre otros, con el Premio Príncipe de Asturias de la Letras en 1987, Premio Nobel de Literatura en 1989 y Premio Cervantes en 1955.

Más de una vez me topé con Camilo y con Marina Castaño —su segunda, la primera se llamaba Rosario Conde— en la plaza de Turégano visitando la villa episcopal, charlando con los vecinos y vecinas y comprando antigüedades.

Los lapsus linguae son palabras y palabros en el desván de las efemérides. Pondré un ejemplo: Cuando Mariano Rajoy era ministro de Administraciones Públicas, en el momento de jurar el cargo ante el Rey Juan Carlos I se olvidó de citar el nombre de su ministerio. Luego, José María Aznar, el presidente del Gobierno, en la recepción oficial que siguió al acto le dijo: “Mariano, lo importante es ser ministro, aunque sea de marina” —dicen que los lapsus linguae son profecías incumplidas, sueños rotos y palabras en el desván.

Napoleón Bonaparte decía que “si el cañón mató al feudalismo; la tinta matará a la sociedad moderna”, y la historieta sobre Aznar y Rajoy la leí hace años en “Las anécdotas del Parlamento”, un libro de Luis Carandell, un señor que nació en Barcelona el año 1929 y que murió en Madrid en agosto de 2002.

No fue un lapsus linguae sino una bravata intencionada cuando la podemita Irene María Montero Gil —una madrileña que nació en Madrid en 1988, seis meses antes de que mi hijo Ricardo lo hiciera en Santiago de Compostela—, solicitó oficialmente el uso de la palabra “portavoza” para referirse a las mujeres que como ella misma intervienen en los debates parlamentarios de un partido político. Su Pablo Iglesias Turrión, el actual secretario general de Podemos, así lo ha bendecido: “Me suena raro lo de portavoza, pero es muy positivo que ejemplos como ése sirvan para visibilizar que hay cosas que deben cambiar”.

Ambos diputados, el rupturisto y la rupturista, al parecer juegan al ahora sí ahora no en una relación sentimental que parecen haber roto, como en su día aconteció con Tania Sánchez la exconcejala de Rivas-Vaciamadrid, un municipio de la provincia y Comunidad de Madrid, situado en la zona este de la capital de España —mi amigo Armando Rodríguez Vallina convirtió esa pequeña población madrileña que apenas tenía 500 habitantes en una ciudad de más de cien mil.

Con los cachondeos, escarceos y otros meneos, la podemita Montero ha intentado ser otra Carmen Romero (jóvenes y jóvenas). Otra Bibiana Aído (miembros y miembras). Las tres serán elegidas miembras de la Real Academia Española.

Recuerdo un “lapsus linguae” de una importante política española metiendo a Lorenzo Silva en la bolsa política de Cataluña. Con ello, solo demostró que es humana y que está preocupada por la situación política una Comunidad Autónoma española siempre a la espera del mejor postor. El “escritor catalán” de “El Blog del Inquisidor” nació en un edificio hoy demolido del antiguo hospital militar Gómez Ulla, en el barrio madrileño de Carabanchel. Vive en Getafe, pero, como suele decir, necesita a su Madrid natal y por eso su casa actual dista unos diez kilómetros del parque del Retiro. Ya dije, palabras en el desván y profecías incumplidas.

Atando cabos, los escarceos y otros meneos de Puigdemont y los suyos y las suyas son como el photoshop de la Biblia donde fue creado el hombre —varón y mujer— a imagen y semejanza de Dios, pero si hoy te ponen una navaja de Albacete en la base del columpio creativo, se dispara un misil tierra aire apuntando por decir al castillo de Turégano o al acueducto de Segovia.

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