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1983.- Cazar, pescar, criar y criticar

03/01/2018

Aunque la belleza es del color del cristal con que se mira, para muchos la ciudad más extraordinaria del mundo es Toledo. Cierto día, contemplando su tumba de la iglesia de San Pedro Mártir, se lo conté al toledano Garcilaso de la Vega, uno de los más excelsos poetas españoles (1498/1536) y él, sin voz ni palabras, me dijo: “Cuéntaselo a La Malograda” —doña María de Orozco, una señora que aunque muriera un siglo antes y fuera la abuela del famoso cardenal don Pedro González de Mendoza sus restos descansan en el mausoleo vecino al del poeta.

¡Cuánta nostalgia de aquella época en la que quien esto escribe era el responsable de la cultura de la ciudad de Toledo y su provincia!

Siete de julio San Fermín, seis de junio San Norberto, cinco de mayo San Geroncio, cuatro de abril San Benito de Palermo, tres de marzo San Emeterio, dos de febrero Santa Catalina de Ricci, uno de enero la Octava de Navidad y San Fulgencio —el Taco Calendario del Corazón de Jesús del año pasado me ha servido para señalar esos apuntes piadosos—, y el año que llora y balbucea, el 2018, ya está aquí con su aporofobia —una palabra aceptada por el nuevo diccionario de la Lengua Española que significa el rechazo a la pobreza y luchar por desterrarla.

Cuando Carlos Marx escribió “El Capital”, en la Introducción del Capítulo I el traductor dice que “este libro es, después de la Biblia, que ha constituido el libro de cabecera de millones de hombres y cuyas máximas y sentencias se han meditado diariamente por infinidad de personas, El Capital apenas se ha leído en su integridad, y es probable que pocos de los que han tenido la paciencia de recorrer hasta el final páginas de tal difícil lectura hayan comprendido con exactitud las proposiciones que en ellas se encuentran”.

Cuando Marx se preguntaba cómo sería la vida después de la Revolución, solía decir que “la división del trabajo casi desaparecería y que el hombre podría pescar por la mañana, cazar por la tarde, criar ganado por la noche o criticar la cena, sin llegar a convertirse nunca en cazador, pescador, pastor o crítico”.

Nació el 5 de mayo de 1818, o sea hace dos siglos menos cinco meses, en una ciudad que entonces formaba parte del Reino de Prusia (hoy Alemania) —en el Taco Calendario del Corazón de Jesús del año pasado se destacaba en ese día (el 5 de mayo) esta frase de Charles Darwin: “No es el más inteligente el que sobrevive, sino el más capaz de adaptarse a los cambios”.

Durante las dos últimas décadas de su vida, Carlos Marx luchó contra las dolencias físicas que le impedían trabajar en sus obras políticas y literarias. Tras la muerte de su esposa a causa de cáncer el 2 de diciembre de 1881, él desarrolló un catarro que le provocó una mala salud durante sus últimos 15 meses, derivó en bronquitis y después sufrió una pleuresía que finalmente acabaría con su vida el 14 de marzo 1883 en Londres, cuando contaba 64 años. Murió como apátrida y su cuerpo fue enterrado en Londres el 17 de marzo de 1883.

En su epitafio histórico, no real, muchas personas una frase de tres palabras: “Fuera de juego”. Pudo ser una sola palabra: Outside: cuando sale la pelota del campo de juego, y offside, el "fuera de lugar" (cuando hay un pase, y el jugador que recibe el balón se encuentra adelante del último defensa del equipo contrario) Ambas opciones interesan al año 2017 que finaliza en domingo y también comenzó en domingo si mal no recuerdo.

Un año en el que se echa más de menos al toro Ferdinando: “Había un montón de emoción el día de la corrida. En los carteles, aparecía el que le llamaron Ferdinando el feroz. Al ruedo salieron banderilleros, picadores y el matador, que estaba siendo ovacionado. Cuando estaba saludando, una mujer del público le dio un ramo de flores que aterrizó en la mano. Entonces llegó el momento en que Ferdinando debía salir. Se preguntaba qué estaba haciendo allí. Los banderilleros y picadores tenían miedo y se escondieron, y el matador estaba muerto de miedo porque Ferdinando era grande y fuerte. Ferdinando alzó la vista hacia el hermoso ramo de flores que sujetaba el torero y fue hacia él. El matador estaba muy enojado porque Ferdinando no estaba cargando contra él, sino que solamente en admirar las flores del ramo. Finalmente, fue llevado fuera de la plaza y devuelto a su prado, donde continuó con su pasatiempo de sentarse tranquilamente bajo el árbol y oler las flores.

Aunque estén camuflados en la hojarasca de los acontecimientos del cada día, me acojo al orgullo y a la dignidad de las personas, y con mis mejores deseos para los segovianos y para todos los demás, atando cabos hoy digo que con el toro Ferdinando en la plaza o en el prado, cazar, pescar, criar y criticar siempre han sido y seguirán siendo las cuatro actividades más socorridas de los hombres y de las mujeres del hoy y del mañana.





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