1975.- Las servilletas del caos27/11/2017
Por mucho que algunos de sus líderes jueguen sucio, se sientan diferentes y pretendan organizar una República Independiente, no hablaré hoy de esa Comunidad Autónoma española que geográficamente tiene una latitud 41.5911589, y una longitud 1.5208623999999418 —no sé dónde me he informado de esas coordenadas geográficas.
Estamos en el inicio de la Sexta Guerra Mundial, y algunos quizás no entiendan lo de la media docena de conflictos universales. Hay dos teorías: “los hombres poco a poco se convierten en lo que son”, y “los hombres poco a poco van convirtiéndose en lo que no son” —en ambos casos, manipulando servilletas incorpóreas para no ensuciarse con las argucias del caos.
Cuando alguien preguntaba a Napoleón Bonaparte qué es la historia, él solía decir que “una sencilla fábula que todos hemos aceptado”. Y Solón, un poeta, reformador político, legislador y estadista ateniense, considerado uno de los Siete Sabios de Grecia, escribió: “Guárdate bien de decir todo lo que sabes”.
No es casual que Caos sea un anagrama de Cosa y Caso, algo parecido a la Alianza de Civilizaciones del blindaje in excelsis de José Luis Rodríguez Zapatero, y donde se oculta el fantasma de Pedro Sánchez Pérez-Castejón disfrazado de Margarita Robles, la portavoz del PSOE en el Congreso de Diputados, y de Meritxell Batet una diputada que es miembro del Partido de los Socialistas de Cataluña —iba a decir “miembra”, pero lo escribo pensando en la ex ministra Bibiana Aído, una señora con un sueldo actual de 10.000 euros al mes en Naciones Unidas; primero en Nueva York y ahora en Quito—, y cuando Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE dijo esa gilipollez —miembros y miembras— se refería a la bancada del PP (el conjunto de diputados y diputadas de ese partido político) durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los diputados y diputadas en el mes de abril de 2015 —Carmen Romero, la ex de Felipe González, arropada por el caos de la servilleta del lenguaje, a pesar de que en su día fue profesora agregada de instituto de Lengua y Literatura castellana, en su día dijo lo de "jóvenes y jóvenas".
Dicho lo cual y como si disparado por un fusil de asalto M-16, me dan ganas de escribir de un tirón —sin puntos ni comas— como Camilo José Cela en su libro San Camilo 1936: “Ni justo ni justa señor señora los españoles y las españolas los jóvenes y las jóvenas los miembros y las miembras dónde está el jefe nos ha dejado solos y solas cuánta soledad, está como ausente y dice a la luna que venga que el señor se ha echado al monte para llorar las soledades de los españoles y las españolas tan buenecitos y tan buenecitas, tápame tápame tápame lo que hagáis con ellos conmigo lo hacéis…” —“La coma, esa puerta giratoria del pensamiento”, escribió Julio Cortázar, un escritor argentino que en su día optó por la nacionalidad francesa en protesta contra el régimen militar argentino.
Como los socialistos y las socialistas intentan alojarse en la nueva era que se abre en el baile político mundial —la desconcertante era Donald Trump—, me viene a la mente una historia sufí —una “ideología” que en tiempos del profeta Mahoma era una realidad sin nombre, y ahora es un nombre sin realidad:— “Una noche, Nasrudín se encontraba dando vueltas alrededor de una farola mirando al suelo desesperadamente. Pasó por allí un vecino: ¿Qué estás haciendo Nasrudín, has perdido alguna cosa”, le preguntó. “Sí, estoy buscando mi llave”. El vecino se quedó con él para ayudarle a buscar y, después de un rato, pasó una vecina: “¿Qué estáis haciendo?”, les preguntó. “Estamos buscando la llave de Nasrudín”, y ella también se puso a buscar. Luego, otro vecino se unió a ellos y juntos buscaron y buscaron inútilmente hasta que uno de los buscadores preguntó: “Nasrudín, hemos buscado tu llave durante mucho tiempo, ¿estás seguro de haberla perdido en este lugar?”. “¡No!”. “¿Dónde la perdiste, pues?”. “Allí, en mi casa”. “Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí?”. “Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura”, dijo solemne Mulá Nasreddin o Nasrudín, un personaje mítico de la tradición popular sufí y una especie de antihéroe del Islam.
Como los hombres poco a poco se convierten en lo que son o en lo que no son manipulando las servilletas del caos, atando cabos hoy digo que cuando alguien preguntaba a Napoleón Bonaparte qué es la historia él solía decir que una sencilla fábula que todos hemos aceptado, y que Solón, uno de los Siete Sabios de Grecia, escribió: “Guárdate bien de decir todo lo que sabes”.