Volver a Artículos     
1972.- Una época que pasó

17/11/2017

En mis manos un libro de Alfonso Urquijo titulado “El Pirineo y los Sarrios, Sinfonía Cinegética” dedicado de su puño y letra “A Ricardo Cedrón, magnífico guía de las bellísimas montañas de Los Ancares y el Bierzo, para que tenga un testimonio de mis correrías por otras sierras españolas. Con mi agradecimiento y afecto, Madrid, 7 de agosto de 1968. Un abrazo, Alfonso”.

Una historia de España diferente que concluye con estas palabras finales: “Si algún mérito tienen las líneas anteriores es que son testimonio de una época que pasó y que no ha de volver”, y que comienza con un prólogo de José Antonio Muñoz Rojas titulado “Carta abierta a Alfonso Urquijo en sus Pirineos” —Muñoz Rojas fue un poeta y prosista español nacido en Antequera, Málaga, en 1909. Estudió Derecho en la Universidad de Madrid. En 1936, decidió ir a Cambridge como lector de español y allí coincidió con Unamuno, Cernuda y Leopoldo Panero. En 1998 obtuvo el "Premio Nacional de Poesía" por su libro Objetos perdidos, y en el 2002 el "Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana" por el conjunto de su obra. Fue nombrado "Hijo Predilecto de Andalucía" en 1998, recibió la "Medalla de Oro de Antequera" y la "Medalla de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo".

Alfonso, Ricardo y José Antonio fueron tres de los componentes de una original cofradía de amigos llamada “La Folgueira”, a la que también pertenecieron José María Castroviejo, Álvaro Cunqueiro, José María de Areilza y a veces Manuel Fraga.

El pasado domingo, coincidí con Rodolfo Martín Villa y su mujer en un conocido restaurante madrileño, el “De María” de la calle madrileña Félix Boix, y hablamos durante unos minutos de cosas del pasado y del presente.
El de Santa María del Páramo en la provincia de León fue ministro y vicepresidente del Gobierno de Adolfo Suárez, diputado en Cortes Generales por Madrid de 29 de octubre de 1989 a 10 de febrero de 1997, presidente de Endesa…. y hasta Gobernador Civil de Barcelona —hablamos también de la situación actual de esa Comunidad Autónoma española que intenta independizarse de España y convertirse en una República Independiente.

De lo que no hablamos fue del tópico del día que mataron a Kennedy, el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, al que asesinaron en Dallas en 1963 —el día de Santa Cecilia virgen y mártir, la patrona de los músicos.

Pasaron los años, y la imagen del presidente asesinado en Dallas hace cincuenta y cuatro años dejó de ser la del hombre perfecto e intachable —si hoy viviera, pocos echarían de menos a ese viejecito que este año hubiera cumplido cien años. 


Cada persona y cada generación tiene su día más recordado socialmente —el hundimiento del Titanic, la Revolución Rusa, la Guerra Civil en España, el Desembarco de Normandía, el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki, la llegada del hombre a la Luna, la caída del Muro de Berlin, el 23-F (…)—, y muchos, del día que mataron a John Fitzgerald Kennedy; en el caso de los ex presidentes George Herbert Bush y Richard Nixon, a pesar de que los dos estuvieron en Dallas ese día, ambos han declarado públicamente que no lo recuerdan.
Cuando le preguntaron a Bush, el 41 presidente de los Estados Unidos. él argumentó un fallo de memoria. La amnesia le impedía recordar que él se encontraba en Dallas aquel día en calidad de miembro de la CIA.
En el caso de Nixon, el trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos, asistía allí a una reunión de la compañía Pepsi Cola, él dijo que había abandonado esa ciudad antes del asesinato pero los documentos del Aeropuerto muestran que se marchó después del magnicidio. El 11 de junio del año de su muerte, cinco meses antes de su muerte, delante del muro de Berlín John Fitzgerald Kennedy pronunció uno de los discursos más famosos de la oratoria política: “Ich bin ein Berliner” (yo también soy berlinés).

Para olvidar por la bajinis aquella época que pasó y no ha de volver, atando cabos “puedo prometer y prometo” que convertir a Santa Cecilia en patrona de los músicos es casi tan incorrecto como escribir “el día en que mataron a Kennedy” sin detenerse a especular y reflexionar sobre el porqué le asesinaron.



  Volver a Artículos