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1964.- Entre bambalinas

24/10/2017

El sábado 7 de julio de 1979, en el Boletín Oficial del Estado apareció el nombramiento de quien esto escribe como Delegado Provincial del ministerio de Cultura en Toledo. Ese mismo día y en la misma página de ABC, apareció la noticia de una amenaza de bomba en el Hotel Palace de Madrid donde se hospedaba durante su estancia en la capital de España Josep Tarradellas, el presidente de la Generalidad de Cataluña en el exilio desde 1954 hasta el mes de octubre de 1977 y de la Generalidad provisional desde este último año hasta 1980.

En esos días, ya se estaba negociando la actual Constitución Española que entró en vigor el 29 de diciembre de 1978, y Tarradellas volvió a España gracias a un Real Decreto aprobado por el Gobierno de Adolfo Suárez por el que Cataluña recuperaría el autogobierno. A su llegada a Barcelona en un avión de Iberia, fue recibido por centenares de miles de personas, y en su discurso gritó el mítico “Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí!”.

Hoy no viene al caso, andamos en una beligerancia diferente, pero una vez más el victimismo está entre bambalinas. Todas las personas en alguna situación de su vida se han visto obligadas a asumir el rol de víctimas —la mayoría de las veces, en base a hechos objetivos se han sentido vulnerables o desamparadas.
Así ahora los podemitas y sus adláteres, ocupados en ocultar las líneas de iluminación que intervienen en la representación —se creen “soñadores para un pueblo”, como el título de la obra de teatro de Antonio Buero Vallejo, y son arquetipos de corrupción en el rebufo de un ciempiés descojonado.

Desde la concha del apuntador, algunos se disfrazan de ángeles custodios para sobrevivir —“Sobreviviré,/ buscaré un hogar/ entre los escombros de mi soledad…”; como en la canción de Mónica Naranjo, hija de padres andaluces: su madre nació en Sevilla y su padre en la localidad malagueña de Montejaque —donde los estudiantes andaluces tenían el campamento de las Milicias Universitarias; los de la Universidad de Madrid, lo teníamos en el Campamento de El Robledo de La Granja de San Ildefonso junto al Llano Amarillo; quince bajo la lona— Mónica nació en Figueras, la capital de la comarca catalana del Alto Ampurdán en la provincia de Gerona.

En el lenguaje popular, estar “entre bambalinas” es un sinónimo de confidencialidad en una reunión o conversación con carácter reservado, y de una toma de decisiones a escondidas —algo parecido, mutatis mutandi, a como hizo Fernando el Católico con su hija Juana y más tarde Carlos V, su nieto. “Juana la loca” (locura de amor), la verdadera Reina de Castilla y de medio mundo estuvo confinada en Tordesillas, aunque para Benito Pérez Galdós fuera “Santa Juana de Castilla” —Pérez Galdós, el autor de “Los Episodios Nacionales”, nació en Las Palmas, fslleció en Madrid y más de 20.000 madrileños acompañaron su féretro hasta el cementerio de La Almudena de la capital de España.

En su obra narrativa, Juan de Timoneda (1490/1583), un zurrador de pieles en su ciudad natal hasta 1547, instaló una librería, ampliada posteriormente a negocio editorial. Por sus actividades como editor tuvo un importante papel como divulgador de obras literarias, entre las que figuran los pasos y comedias de Lope de Rueda —entre ellos, el Paso titulado “Las aceitunas”, donde los protagonistas eran el viejo Torivio y su mujer Águeda de Toruégano (Turégano)— fue un escritor, dramaturgo y editor español, fundamentalmente conocido por su labor compilatoria de poesía popular, por sus ediciones de teatro y por su conjunto de relatos. Escribió “Sobremesa y alivio de caminantes (1563), El buen aviso y Portacuentos (1564) y el Patrañuelo (1567 —de este último, explicó el autor que se trata de “un conjunto de apacibles y graciosos cuentos, dichos muy facetos y exemplos acutísimos para saberlos contar en esta buena vida”; la palabra ‘faceto”, ya en desuso, en Castilla quería decir “chistoso” y “presuntuoso”.

Andamos en una beligerancia diferente y atando cabos me desahogo entre bambalinas con el recuerdo de Águeda de Turégano y con estos dos refranes esclarecedores: “A quien de ajeno se viste, bien pronto le desvisten” y “Si cuando fuiste martillo no tuviste clemencia, ahora que eres yunque, has de tener paciencia”.

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