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1960.- No pero sí, sí pero no

12/10/2017

La duración de la República Catalana de 1931 duró tres días, la de 1934, 10 horas, y ésta, la de 2017, 10 segundos y ya nos veremos dentro de unas semanas.
“No pero sí, sí pero no”, las oscuras golondrinas no volverán a colgar sus nidos en su balcón.

Si a veces un valiente es un cobarde frustrado, en ocasiones un cobarde es un valiente desengañado. “No pero sí, sí pero no”, la mitad de los miembros del parlamento autonómico catalán están situados en un refugio de intolerantes desleales.

Los despropósitos del pasado martes parecen maniobras del juego de naipes de las siete y media de “La Venganza de don Mendo” de Pedro Muñoz Seca, un dramaturgo que el 28 de noviembre de 1936 murió fusilado en las lomas de Paracuellos del Jarama: “Un juego vil / que no hay que jugarlo a ciegas, / pues juegas cien veces, mil, / y de las mil, ves febril / que o te pasas o no llegas. / Y el no llegar da dolor, / pues indica que mal tasas / y eres del otro deudor. / Mas ¡ay de ti si te pasas! / ¡Si te pasas es peor!».

Amén y hasta la próxima, “no pero sí, sí pero no” es la guerra de los cobardes: un comportamiento perverso del poder sin la gloria de los sediciosos catalanes conjurados que siguen montando el paripé secesionista que tienen pactado entre ellos mismos como si jugar al monopoly.

“No pero sí, sí pero no”, Mariano Rajoy ya no necesita encomendarse a García Lorca “esperando que el nudo se deshaga y la fruta madure”. Como dicen que hizo Alejandro Magno cuando lo del nudo gordiano, él y los demócratas han de desenvainar la espada del Estado y cortar el nudo impostor.

“El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla”, solía decir Enrique Tierno Galván, al que conocí personalmente en varias ocasiones y hasta coincidí con el viejo profesor en el Restaurante Casa Ciriaco de Madrid propiedad de mis amigos Ángel y Godo Chicharro —los dos ya fallecidos— en la noche traidora y asesina del incendio de la discoteca Alcalá 20 donde fallecieron 82 personas —se denomina a ese restaurante “La Casa de la Bomba” porque desde aquel edificio el anarquista de Sabadell Mateo Morral Roca arrojó una bomba oculta en un ramo de flores contra Alfonso XIII y María Victoria de Battenberg en el día de su boda. Los reyes salieron ilesos pero murieron 25 personas y más de cien resultaron heridas.

Con permiso del jovencísimo Mozart , dicen que siempre ha habido niños prodigio. Recuerdo una anécdota canalla sobre ello: Pico de la Mirándola fue un filósofo italiano del Renacimiento que destacó por su sabiduría y su portentosa memoria. Ya de niño llamaba la atención por la precocidad de sus aprendizajes. Una vez, siendo un infante todavía, Pico hizo una demostración de talento ante varios asistentes a una reunión, y un cardenal que se encontraba presente entre los allí reunidos comentó maliciosamente que los niños prodigio se hacían idiotas de adultos. Pico no se mordió la lengua, y sentenció: “Sí, ya se nota que vuestra eminencia fue un niño prodigio”.

“No pero sí, sí pero no”, cuando Puigdemon y los suyos dimitan o les dimitan, los martes a dieta y los domingos un espencat —una escalivada (berenjena, pimiento, cebolla y tomate) a la que se añade bacalao.

El martes 10 de octubre del 2017, será una más de las fechas nefastas para nuestra historia —“A veces, el silencio es la peor mentira. Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee”; cosas así decía Miguel de Unamuno.

“No pero sí, sí pero no”, atando cabos digo que Carles Puigdemont, Carme Forcadell, Mireia Boya, Anna Gabriel y Gabriel Rufián —cinco patas que me vienen a la memoria para un banco de 72— se han convertido en arrogantes palomas, unas ratas voladoras que todo lo emponzoñan porque ni lo que pretenden saben defender honestamente y, como en el juego de la siete y media, cuando se pasan es peor.

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