Volver a Artículos     
1932.- Catecismos revolucionarios

03/05/2017

Primer día del mes de mayo de 2017. Día Internacional de los Trabajadores. Me engancho al teclado del Imac y, sin pretenderlo, se me cuela, negro sobre blanco, un señor de ordeno y mando que escribió "El catecismo revolucionario".

Puedo asegurar y aseguro que no me estoy refiriendo a Pablo Iglesias y a su Irene Montero, a Íñigo Errejón y a su Rita Maestre, a Juan Carlos Monedero, a Carolina Bescansa, a José María González Kichi, a Ramón Espinar, a Luis Alegre y a los demás podemitas —"pablistas", "errejonistas" y "anticapitalistas"—. Aunque sean personajes embebidos de ambición seudorevolucionaria, juntos o por separado intentan publicar su propio catecismo revolucionario imitando al escrito en 1814 por el anarquista ruso Mijaíl Aleksándrovich Bakunin, que coincidió, cosas del destino, con la publicación del Decreto publicado en Valencia el 4 de mayo por el rey Fernando VII de España, llamado «el Deseado» y también «el Rey Felón»:
"Por manera que estas bases pueden servir de seguro anuncio de mis reales intenciones en el gobierno de que me voy a encargar, y harán conocer a todos no un déspota ni un tirano, sino un Rey y un padre de sus vasallos. Por tanto, habiendo oído lo que unánimemente me han informado personas respetables por su celo y conocimientos, y lo que acerca de cuanto aquí se contiene se me ha expuesto en representaciones, que de varias partes del reino se me han dirigido, en las cuales se expresa la repugnancia y disgusto con que así la constitución formada en las Cortes generales y extraordinarias, como los demás establecimientos políticos de nuevo introducidos, son mirados en las provincias; los perjuicios y males que han venido de ellos, y se aumentarían si yo autorizase con mi consentimiento, y jurase aquella constitución; conformándome con tan decididas y generales demostraciones de la voluntad de mis pueblos, y por ser ellas justas y fundadas, declaro que mi real ánimo es no solamente no jurar ni acceder a dicha constitución ni a decreto alguno de las Cortes generales y extraordinarias, a saber, los que sean depresivos de los derechos y prerrogativas de mi soberanía, establecidas por la constitución y las leyes en que de largo tiempo la nación ha vivido, sino el de declarar aquella constitución y tales decretos nulos y de ningún valor y efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubieran pasado jamás tales actos, y se quitasen de en medio del tiempo alguno, y sin obligación en mis pueblos y súbditos, de cualquiera clase y condición, a cumplirlos ni guardarlos…”

A Bakunin se le considera uno de los "padres del anarquismo internacional". Era miembro de la francmasonería aunque, según dicen, la razón para hacerse masón fue la de tratar de hacer de la masonería un instrumento de las luchas sociales y de las ideas anarquistas. Fundó en 1869 la organización semiclandestina Alianza Democrática y Social, oponiéndose en calidad de dirigente del grupo a Karl Marx en la Primere Internacional. Ligado inevitablemente a la pugna con Marx dentro de la Internacional, y dada la prepotencia del marxismo entre los medios revolucionarios, su nombre se ha visto estigmatizado y su pensamiento menospreciado —“Arriba, parias de la Tierra! ¡En pie, famélica legión! Del pasado hay que hacer añicos…. ¡Legión esclava en pie a vencer! El mundo va a cambiar de base. Agrupémonos todos, en la lucha final. El género humano es la internacional…

Atando cabos hoy digo que si Bakunin fundó el “Comité para la Salvación de Francia”, en estos días Marine Le Pen y Emmanuel Macron tratan de escribir su propio catecismo revolucionario, una doctrina que podría llevar a la Unión Europea a un naufragio político parecido al de aquel Titanic que chocó contra un iceberg en la noche del 14 de abril de 1912.

  Volver a Artículos